PIO MOA:

Contra la ley bolivariana: MÁS ESPAÑA Y MÁS DEMOCRACIA

–Si ese “todo el mundo” dice que es una monstruosidad, y se queda ahí, es que está dispuesto a aceptar la monstruosidad. En la degradación a que ha llegado esta democracia fallida, que ha embrutecido a la mayoría de la gente, ello es perfectamente posible. Para empezar, la ley de memoria histórica de Zapatero es lo mismo que la que proponen ahora. La única diferencia es que en aquella la amenaza sobre las libertades quedaba pendiente, como una espada de Damocles, y en esta ya se explicita sin lugar a dudas: quien no piense como la pandilla de matones y delincuentes de la izquierda y los separatistas, puede ser encarcelado o arruinado a multas por orden de cualquier mangante de la política;  y el espacio público será ocupado exclusivamente por esa caterva de rufianes. Es que la ley anterior era una monstruosidad exactamente como esta. Era una ley totalitaria y de apología de los torturadores, ladrones y asesinos de las chekas. ¡Y fue promulgada y cumplida también por el PP!

Usted no deja títere con cabeza entre los partidos. El PP se opuso a aquella ley.

–Vamos a ver: el PP no se opuso ni se opone. Decir que “hay que mirar al futuro” ante un ataque semejante a la libertad de todos y a la verdad de la historia es colaborar de entrada con los matones, haciendo un paripé para seguir embaucando a los votantes más obtusos o más ilusos. Como se demuestra cuando, ya en el poder y con mayoría absoluta, el PP cumple esa ley de la cheka con  el mismo celo que el PSOE. Pero déjeme seguir con la monstruosidad. Que una ley así haya sido aceptada para discusión en el Congreso ya revela la gentuza que se ha mentido en el Congreso, unos personajes que no son simplemente corruptos en el sentido económico, sino que lo son mucho más en el sentido político, intelectual y moral. Unos supuestos representantes del pueblo, que han llegado ahí engañando desvergonzadamente a la gente, votan leyes contra las libertades más elementales del pueblo. ¿Cómo es posible? Pues así es. Lo hacen con todo descaro ante nuestras narices. Esos cuatro partidos más los separatistas forman desde el punto de vista ideológico un solo partido, un partido zapaterista. A eso hemos llegado. Esta ley los retrata a todos sin el menor lugar a dudas. O España y la democracia se libran de esa chusma, o España y la democracia estarán acabados dentro de no mucho tiempo.

Su lenguaje es muy fuerte, muy irrespetuoso, sonará excesivamente radical a mucha gente

–Mire usted, cuando estamos ante un ataque de esta envergadura no caben eufemismos ni respetos. En España la derecha,  la gente común de derecha, resulta muy “respetuosa”. En concreto, sienten enorme respeto por los matones. Y cuando se respeta lo que no es respetable se pierde el respeto a lo que sí lo es. Y este es uno de los grandes males que sufrimos. Porque ya el franquismo, aunque excelente en muchos aspectos prácticos,  era muy débil intelectualmente, y la derecha posterior lo es más aún. Como es muy inculta e ignora la historia, empieza por considerar “con respeto” el vocerío y la demagogia de izquierda y separatistas, es incapaz de aclarar sus sofismas y enredos intelectuales, y termina por aceptar en gran parte sus ideas.

¿Qué habría que hacer, en su opinión?^

–Partamos de la realidad. Esa ley puede ser aprobada lo mismo que la anterior, porque viene impulsada por un partido que sigue siendo muy fuerte y que se está radicalizando en un sentido bolivariano, porque será apoyada por los comunistoides de Podemos, y muy probablemente también por Ciudadanos. Y, por supuesto, por los separatistas. Y el PP no se va a oponer, no ha dicho ni una palabra porque ni la democracia, ni la verdad ni España le importan un pepino, como ha demostrado de sobra. Se harán los locos, como con la ley de Zapatero.  Hay además otra cuestión: esa ley explota el antifranquismo cultivado por todos los partidos y por el PP de forma especialmente eficaz, por hipócrita, para atacar la libertad de todos. Ya es significativo que para atacar el franquismo tengan que demoler los principios más elementales de la democracia. Porque no viven en la mentira sino DE la mentira. En otras palabras, el antifranquismo viene siendo el cáncer de la democracia, la coartada o el pretexto para reducir la democracia a una caricatura.

Muy bien, pero ¿qué hay que hacer?

Pues mire usted: la respuesta la tiene  con el golpe separatista, que ha movilizado espontáneamente a millones de españoles que parecían totalmente adormecidos por la demagogia de la chusma política. La movilización de la gente puede y debe dar al traste con esta ley, y de paso con los partidos que la defienden. Solo si hay una movilización esos partidos pueden dar marcha atrás, desacreditándose de paso. Y la movilización debe pasar de la pura espontaneidad a la organización. Si hubiera un partido realmente alternativo cogería la oportunidad, como Ciudadanos ha cogido de manera oportunista la oportunidad del golpe separatista. Me gustaría creer que VOX podría cumplir ese papel, pero lo veo con muy pocos ánimos, muy poca capacidad política. Por consiguiente, la movilización debe partir de nosotros mismos, de los ciudadanos de a pie que vemos con claridad lo que pasa. Es preciso ganar la opinión pública y la calle. El descontento está muy extendido en la sociedad, pero es difuso, desorganizado y sin claridad de objetivos. Difundamos el manifiesto masivamente, preparemos acciones en la calle que obliguen a los degenerados medios de masas a mencionarlos. En fin, esto debe ser el comienzo de un movimiento de resistencia que sea también de regeneración con el lema MÁS ESPAÑA Y MÁS DEMOCRACIA

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Manifiesto

“No se puede imponer por ley un único relato de la historia. No se debe borrar por ley  la cultura e historia de un pueblo, por razones ideológicas. El “historicidio” viene perpetrándose en España, con total impunidad, desde 2007. Ninguna razón moral, ni derecho subyacente, puede primar sobre la analítica verdad de los hechos, en las circunstancias en que se produjeron. Ninguna ley variará los hechos de la historia. La verdad interpretada de unos hechos, cualquiera que sea, no puede ceder a ninguna interesada propaganda política. Resulta del más puro estilo totalitario legislar sobre la historia o contra la historia.

La nueva ley de memoria histórica propuesta por el PSOE, consecuencia y empeoramiento de la anterior, pretende ilegalizar cualquier  asociación o fundación que sostenga puntos de vista contrarios a los de ese y otros partidos sobre la historia reciente de España. Y amenaza con penas de cárcel y elevadas multas a quienes sostengan opiniones o estudios favorables a la figura de Franco y a su régimen. Intenta asimismo expropiar, destruir o transformar el patrimonio histórico y artístico procedente de aquel régimen.

Esta proposición ataca directamente los fundamentos de la Constitución y los valores superiores que su ordenamiento jurídico consagra: la libertad (de opinión, expresión, investigación y cátedra); la justicia (sólo atribuible a jueces y tribunales);  la igualdad (que impide la discriminación ideológica, de sexo, raza, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social);  el pluralismo político (ejercido como actividad libre dentro del respeto a la constitución).

El proyecto de ley viola  asimismo el artículo 19  del Pacto de Naciones Unidas sobre derechos cívicos y políticos, suscrito por España, que en su apartado 49 especifica: “Las leyes que penalizan la expresión de opiniones sobre hechos históricos son incompatibles con las obligaciones que el Pacto impone a los Estados partes en lo tocante al respeto de las libertades de opinión y expresión. El Pacto no autoriza las prohibiciones penales de la expresión de opiniones erróneas o interpretaciones incorrectas de acontecimientos pasados”.

Se trata por tanto de un proyecto radicalmente antidemocrático, por cuanto pretende decidir desde el poder la realidad de la historia. Esto solo ocurre en regímenes totalitarios tipo Cuba, Corea del Norte, Venezuela y similares, hacia los que no estamos dispuestos a transitar.

El proyecto vulnera asimismo la verdad documentada de la historia, como demuestra el mero hecho de que su versión quiera imponerse por la fuerza y la violencia del estado, al ser incapaz de sostenerse en un debate e investigación libres e  independientes. Sus argucias invocando la dignidad de las víctimas o equiparando el franquismo al nazismo y similares son solo el envoltorio sentimental y falso de una ofensiva contra la libertad de los españoles, contra la democracia y la verdad histórica. E incita además al odio contra cuantos no compartan la opinión del PSOE sobre estas cuestiones.

Es obvio que un proyecto de ley semejante no puede provenir de un partido democrático. La historia del PSOE no es democrática. Muchos esperaban que después de la transición ese partido hubiera cambiado su trayectoria anterior, pero comprobamos que  muchas tendencias  antiguas siguen en él peligrosamente arraigadas. Además es bien sabido que ese partido no hizo prácticamente oposición al régimen franquista, en el que medraron muchos de sus líderes posteriores, lo que hace especialmente grotesca su pretensión de derrotar a aquel régimen cuarenta años después de su desaparición.  Y que su virulento antifranquismo actual le exija atacar la libertad de los españoles y la democracia.

    Esta propuesta debe ser rechazada radicalmente por toda la sociedad, pues España no puede permitirse una involución hacia regímenes del tipo implícito en ella.

FUENTES:

https://gaceta.es/opinion/la-ley-bolivariana-mas-espana-mas-democracia-20180216-2159/

http://www.piomoa.es/?p=6783