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Jeff Collins …contra Heidegger?

15 de junio de 2013

En un breve opúsculo, Jeff Collins, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Plymouth, recoge textos originales de Martin Heideger a fin de informar sobre la posición del filósofo alemán en relación al NSDAP y al III Reich.

En un capítulo titulado «compromiso con la revolución», Jeff Collins escribe:

«(…). El orden del día que aprobó para su solemne recibimiento como rector el 27 de mayo de 1933 (…) incluyó una obertura de Brahms, banderas nazis y la entonación del himno del partido, Horst Wessel. (…).

Sus discursos entre 1933 y 1934 fueron radicalmente exhortativos, Dirigiéndose a seiscientos trabajadores desempleados de Friburgo que fueron reclutados para el «servicio» nacionalsocialista  en enero de 1934, Heidegger pidió «voluntad» para tender un puente entre el trabajo mental y el manual, una voluntad exaltada al máximo nivel:

Esta voluntad […] debe ser nuestra certeza más interna y nuestra fe inquebrantable. Puesto que en lo que esta voluntad desea, sólo estamos siguiendo la destacada voluntad de nuestro Führer. Ser sus fieles seguidores significa: querer que el pueblo alemán encuentre de nuevo, como pueblo trabajador que es, su unidad orgánica, su simple dignidad y su verdadera fuerza; y eso, como estado de trabajadores, asegurará para sí su permanencia y grandeza. Para el hombre de esta voluntad sin precedentes, para nuestro Führer Adolf Hitler un triple «Sieg Heil!»

En la intervención ante los «estudiantes alemanes», en noviembre de 1933, Heidegger dijo lo siguiente:

La revolución nacionalsocialista está produciendo la transformación total de nuestra existencia alemana [Dasein]. En estos sucesos, depende de vosotros ser quienes siempre inspiran a los demás y quienes siempre están preparados, quienes nunca se rinden y quienes siempre crecen […]. Estais obligados a saber y actuar juntos en la creación de la futura universidad del espíritu alemán […]. Que vuestra lealtad y voluntad para seguir adelante se fortalezcan a diario y hora tras hora. Que vuestro valor crezca sin cesar para que seáis capaces de hacer los sacrificios necesarios con el fin de salvar la esencia de nuestro Volk y para elevar su fuerza interna en el Estado. Heil Hitler!

Hay muchas expresiones más que siguen en esta tónica: lealtad, sacrificio, obligación, determinación y dcisión a favor del nacionalsocialismo, a favor del Führer.

En relación con el tema del «trabajo», categoría que adquiría sentido si se unía al servicio militar y a la educación:

«El estudio universitario debe una vez más convertirse en un riesgo, no en un refugio para los cobardes. Quien no sobrevive a la batalla, muere donde cae. El nuevo valor debe acostumbrarse a la constancia, puesto que la batalla […] continuará durante mucho tiempo. Se librará en virtud de la fortaleza del nuevo Reich que el canciller Hitler traerá a la realidad.» (Heidelberger Neuste Nachrichten», 1 julio 1933)

Según cita  Jeff Collins, para Heidegger  «Toda la realidad alemana ha cambiado gracias al Estado nacionalsocialista, con el resultado de que toda nuestra forma pasada de comprensión y pensamiento también debe ser distinta».

Jeff Collins ecribe que «Hacia 1935, Heidegger había abandonado cualquier esperanza de una revolución inmediata de carácter filosófico y político. Adoptó una postura de «espera».  Y añade que en 1945 «Heidegger fue suspendido de su cargo, sometido a un proceso de desnazificación, y finalmente, en 1949, juzgado como «simpatizante», por lo que se le prohibió ejercer la docencia hasta 1951.»

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Sobre este pequeño estudio, titulado «Heidegger y los nazis», un blog, «La joie de lire» publica lo siguiente:

El caso Heidegger

Jeff Collins
Heidegger y los nazis
Ed. Gedisa. Colección encuentros contemporáneos (2004). 100 páginas.
Traducción de Carme Font
ISBN 84-9784-038-0
Título original: Heidegger and the Nazis

Ponerse a juzgar, a estas alturas de la película, si Martin Heidegger simpatizó con el nazismo o no, es una tarea ciertamente inútil por reiterativa. En el proceso de desnazificación, fue considerado como «simpatizante», y fue debidamente castigado por ello. Y no cabe lugar a dudas.

En fin… Por lo demás la obra es meramente introductoria al problema, y pero proporciona bibliografía adecuada para quien tenga tiempo y paciencia para seguir este tema. Otra idea interesante del autor es la hipótesis de que la filosofía «irracionalista» del siglo XX (Derrida, Levinas, Foucault, Sartre,…) está contaminada de nacionalsocialismo, al ser Heidegger un autor de referencia de los arriba citados. Cosa que ha de llenar de satisfacción a un filósofo anglosajón…

…»así se escribe la Historia»…de los vencidos…

22 de marzo de 2013

checa sant elies

Del blog «FILOSOFIA CRÍTICA» copiamos, literalmente, lo siguiente:

Cheká de Sant Elies (Barcelona), donde un crematorio eliminaba los cadáveres de las víctimas «fascistas» de la represión republicana en España mucho antes de que Auschwitz existera.

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miércoles, marzo 20, 2013
El mapa del horror nazi se ensancha: la ideología del Holocausto y su propaganda necesitan urgentemente novedades editoriales

El invento de los crematorios para eliminar cadáveres producto de un exterminio masivo procede de la Rusia bolchevique. Es una de las fantásticas realizaciones humananas consecuencia de un golpe de Estado contra la República democrática rusa en octubre de 1917 y de una represión perpetrada mayoritariamente por comunistas de etnia judía, hecho que en su día denunciara el Premio Nobel Alexandr Solzhenitsyn y que el propio J. P. Sartre, filósofo y también Premio Nobel, reconoció con indisimulado orgullo meses antes de morir. Simples datos que dan mucho que pensar y, por supuesto, que no habríamos conocido nunca si ello dependiera del diario El País, sectario donde los haya. Solzhenitsyn:

Pero yo me he limitado a dar los nombres de las personas que dirijían entonces los destinos del Gulag, de los jefes de la NKVD, de los directivos de la Construcción del Canal del Mar Báltico. Aquí están los principales. Yo no tengo la culpa de que todos ellos sean de procedencia judía. No se trata de una selección artificial realizada por mí. La separación la ha hecho la historia (Alexandr Sozhenitsyn, Alerta a Occidente, Barcelona, Acervo, 1978, p. 256).

Los «principales» fueron Frenkel, Finn, Uspensky, Aaron Solts, Jacobo Rappoport, Matvei Berman, Lazar Kogan, Genrikh Yagoda… Yagoda, cuyas víctimas rebasan con mucho las de Reinhardt Heydrich o Himmler, era, por decisión de filantrópicos investigadores y periodistas sionistas, un personaje casi desconocido para la mayoría de los ciudadanos de la feliz «sociedad de consumo» antifascista. Empero, gracias a la red, los efectos del revisionismo y del negacionismo del Holocausto han sido devastadores para la propaganda sionista, hasta el punto de que se está llegando al extremo contrario de incredulidad absoluta ante todo aquello que la prensa sistémica, el «mundo de la cultura» y las instituciones oficiales puedan contarnos al respecto. El genocidio judío simplemente no habría existido, lo que es falso. Para nosotros no cabe duda alguna de que hubo persecución judía bajo el Tercer Reich y que unos 2 millones de judíos fueron asesinados o perecerieron por diversas causas (incluido el maltrato) en campos de trabajo. Los asesinatos se produjeron mediante el uso de armas de fuego en la Rusia ocupada por Alemania, y quizá en alguna ocasión se utilizó en Polonia el Diesel, el Zyklon B u otra substancia química, pero tanto el plan de exterminio sistemático con «cámaras de gas» cuanto los 6 millones de víctimas judías son una exageración de la propaganda sionista y comunista.

Hemos explicado (que no justificado) las causas del holocausto en el libro La manipulación de los indignados (2012), así como la génesis y funciones de la «ideología del Holocausto» (Norman G. Finkelstein) para encubrir los genocidios cometidos por los vencedores, sin dejar de subrayar la total impunidad de éstos hasta el día de hoy. Ante la evidencia del fraude, que está ya muy claro en las cifras de víctimas admitidas para el campo de Auschwitz (incluso oficialmente pasaron de 4 millones a 1,5 millones en 1989, no obstante, la cifra total de víctimas judías, por una suerte de efecto mágico inmune, jamás ha sido corregida a la baja), el sistema oligárquico ha financiado «nuevas investigaciones» que tienen como finalidad renovar el producto propagandístico, hacer más creible la narración sobre fascismo qua «mal absoluto» y despistar a la gente respecto de la enormidad de los «genocidios olvidados» obra del comunismo y del sionismo. Sigue, empero, siendo un dato incontestable que el mayor criminal de masas de la historia no es un fascista, sino el «progresista» Mao-Tse-tung, cuyas víctimas se cifran en 65 millones de personas, hecho que no ha enturbiado las excelentes relaciones comerciales de occidente con el régimen comunista chino durante las últimas décadas e incluso la celebración de las olimpiadas de Pekín. En Europa, la palma se la lleva el también «progresista» Stalin, con un genocidio que, como poco, afecta a 20 millones de personas exterminadas (las cifras de «afectados» y víctimas podrían alcanzar los 66 millones de personas). El problema es, por tanto, el revisionismo en todas sus formas, el simple uso de la capacidad de «pensar», cotejar y criticar la información-basura que vuelcan los amos oligárquicos en la mente de los ciudadanos, porque el análisis detenido y pormenorizado de los hechos tiende a restar fuerza a la propaganda aliada, cuyos efectos sobre la población son cada vez más ineficaces en orden a promover el odio contra aquellos disidentes identificados y estigmatizados como «fascistas». Así lo reconoce de alguna manera un artículo de El País del 8 de marzo de 2013, «El mapa del horror nazi se ensancha», donde cierto periodista de cuyo nombre prefiero no acordarme (véase enlace) sostiene que, gracias a un «estudio», habríanse descubierto por fin los «nuevos horrores» del nazismo:
El trabajo ha recopilado documentación aportada por más de 400 investigadores e incluye también relatos de primera mano de las víctimas que describen con precisión cómo funcionaba el sistema y cuál era su propósito. Para algunos analistas, el hallazgo no sólo es una herramienta fundamental para estudiosos y supervivientes sino un argumento más para combatir a los revisionistas y negacionistas del Holocausto.

Se necesita mucho dinero para pagar a 400 «investigadores». Imaginemos qué pasaría si el revisionismo dispusiera de medios equiparables. En cualquier caso, esa investigación ya sabía desde el principio aquello que era menester encontrar, qué datos considerar «relevantes» y cuáles desechar. Igual que el «nuevo» detergente Ariel, tenemos el «nuevo» Auschwitz ultra, más eficaz para lavar el cerebro de los gentiles. Fuentes admitidas son los «relatos de las víctimas» que, como premio a su celebérrima y demostrada objetividad en el tema que nos ocupa, van a conseguir la millonaria indemnización correspondiente, ingresada ipso facto en las cuentas de las organizaciones sionistas (que luego financiarán ulteriores «investigaciones» o… recursos estratégicos para la edificación del Eretz Israel). Una idea de la seriedad de este «estudio» la da ya el siguiente pasaje:
Según Megargee y Dean, entre 15 y 20 millones de personas murieron o fueron prisioneras en algunas de las instalaciones que el régimen nazi creó en Alemania o en sus países ocupados desde Francia a Rumanía, y que ahora se identifican en una gran enciclopedia cuyo último volumen está previsto que vea la luz en 2025.

Fijémonos: «murieron o fueron prisioneras». Curioso cálculo y rigurosísimo trabajo de documentación. Nada que decir sobre los 17 millones de civiles o prisioneros alemanes exterminados (13 millones), sujetos a limpieza étnica, hambrunas planificadas por Eisenhower o esclavizados durante décadas una vez terminada la guerra, es decir, en tiempo de paz. Nada que decir sobre el plan de liquidación racial del pueblo alemán, idea de un judío puesta en práctica mediante los bombardeos terroristas ingleses contra civiles y consumada por Henry Morgenthau, casualmente otro santurrón judío. Nada que decir sobre la Nakba, la limpieza étnica israelí de Palestina, perpetrada al amparo de los discursos sobre «el Holocausto» y acusando de «nazis» a niños palestinos antes de descerrajarles un tiro en la cabeza. Nada que decir sobre el gulag que precedió a Auschwitz, sobre los millones víctimas civiles alemanas del bloqueo naval inglés en la Primera Guerra Mundial, hechos anteriores a la existencia misma del nazismo y que, conviene subrayarlo, provocaron su aparición. Nada que decir sobre Hiroshima y Nagasaki, el mayor crimen de guerra después de Dresden, todo ello obras maestras «humanitarias», por acción u omisión, de los «simpáticos» filosionistas judeo-anglosajones (que luego «montaron» la O. N. U. para incumplir cuando les pluguiera sus propias resoluciones). !Reconocer todos estos hechos como genocidios, crímenes de guerra, crímenes contra la paz y la humanidad, extrayendo las consecuencias jurídicas, éticas y políticas pertinentes, sí sería algo realmente «nuevo» (por no hablar de la decencia recobrada)! Pero los fanáticos sanguinarios de la extrema derecha judía prefieren, por motivos harto interesados, continuar repitiendo la letanía de Auschwitz y ampliar el espectro de acólitos que puedan reclamar una indemnización a Alemania.

Por lo que respecta a la oportunidad de la «investigación», no parece demasiado honesto presentar como novedosas cifras que aparecen en El libro negro del comunismo, donde, pese al título, se acusó también al nazismo por la responsabilidad de 25 millones de muertes:

Hasta que comenzó la guerra, y sobre todo a partir del ataque contra la URSS, no se produjo el desencadenamiento del terror nazi cuyo balance resumido es el siguiente: 15 millones de civiles muertos en los países ocupados; 5,1 millones de judíos; 3,3 millones de prisioneros de guerra soviéticos; 1,1 millón de deportados muertos en los campos, varios centenares de miles de gitanos. A estas víctimas se añadieron 8 millones de personas condenadas a trabajos forzados y 1,6 millones de detenidos en campos de concentración que no fallecieron (El libro negro del comunismo, Stéphane Courtois et alii, Barcelona, Planeta, 1998, p. 29).

La edición francesa original de esta obra es del año 1997 y ya entonces se publicaban los cómputos de victimización que la presunta investigación difundida por El País pretende vender a bombo y platillo como un «descubrimiento». Por otra parte, si las cifras de civiles fallecidos por cualquier circunstancia como consecuencia de la guerra se suman a las cifras de un genocidio (cosa que estamos dispuestos a admitir, pero en todos los casos de genocidio y no sólo en aquellos que interese a la oligarquía sionista ventilar en términos de propaganda), el crimen de masas perpetrado por los aliados contra el pueblo alemán es descomunal, único en la historia, y las 600.000 víctimas de Iraq (2003) son también víctimas de un genocidio. Por supuesto, siempre que se trate de cargarle muertos a Hitler sin tasa ni medida bastará con afirmaciones (basadas en «relatos») o en conceptos tan confusos como «murieron o fueron prisioneros», de suerte que esos (presuntos) prisioneros se convertirán automáticamente en curiosos cadáveres postulantes, mientras olvídanse las other losses («otras pérdidas»), personas exterminadas bajo la acusación de «fascistas» o por el simple hecho de ser alemanes, las cuales parecen no existir para esos mismos «investigadores» a sueldo de Tel Aviv.

Todas las víctimas de un genocidio, sin excepción, son iguales. No nos cansaremos de repetirlo. Utilizar los muertos de un genocidio (Auschwitz) para encubrir, banalizar, justificar y dejar impune(s) otro(s) genocidio(s), constituye un acto moralmente ignominioso que debería, además, considerarse ilegal y hasta delictivo (lo es ya, pero sólo, como siempre, en cuanto se refiera única y exclusivamente al holocausto). Los «investigadores», periodistas y, sobre todo, las autoridades políticas que fomentan o permiten esta instrumentalización vergonzante de la memoria histórica al servicio del racismo de la extrema derecha judía son delincuentes y algún día tendrán que pagar por sus fechorías.

Por cada víctima del nazismo se cuentan, computados los crímenes del comunismo y de las potencias occidentales e Israel, como muy poco 10 víctimas de la oligarquía. Pero la diferencia no es sólo numérica, pues los crímenes del nazismo (que no, como se pretende, del «fascismo»), convenientemente inflados con los fines ya expuestos, juzgáronse al fin en Nüremberg en 1945, mientras que los genocidios oligárquicos permanecen impunes y sólo muy lentamente van siendo admitidos a regañadientes como tales en meras obras de especialistas desconocidas por la mayoría de la población. Para los ciudadanos, en efecto, el «fascismo» sigue siendo el «mal absoluto» y ésta es la mayor manipulación jamás cometida, la mentira más gruesa (sólo comparable a la resurrección de Cristo) salida de la boca de los peores asesinos que la historia recuerda. El periodista de El País parlortea como un robot programado sobre el «reinado de la brutalidad de Hitler entre 1933 y 1945», pero ¿cómo describir el reinado de la oligarquía bajo el cual vivimos nosotros todavía? Un tiempo oscuro que sólo acaba de empezar gracias a mendaces y cobardes cómplices del terror como, sin ir más lejos, ese mismo periodista.

Jaume Farrerons
20 de marzo de 2013

El mapa del horror nazi se ensancha

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/04/actualidad/1362429770_809101.html

Existen los grandes e infames nombres que siempre conformaron la cartografía del horror: Auschwitz, Dachau, Treblinka, Varsovia. Y luego viene el vasto e interminable universo de grandes, medianos o pequeños campos de concentración y guetos que formaron el corazón del régimen nazi. Ahora, un estudio elaborado por investigadores del Museo del Holocausto de Estados Unidos en Washington ha cifrado en 42.500 los centros de la tortura, el sufrimiento y la muerte pensados y puestos en marcha por los nazis.

El total es tan inmensamente superior al que se creía hasta ahora que puede que la historia del Holocausto esté a punto de ser reescrita. De hecho, el hallazgo realizado por Geoffrey Megargee y Martin Dean —principales responsables del proyecto— es de tal envergadura en los números que aporta que ha caído como una auténtica bomba entre los especialistas del horror nazi y la solución final.

Según Megargee y Dean, entre 15 y 20 millones de personas murieron o fueron prisioneras en algunas de las instalaciones que el régimen nazi creó en Alemania o en sus países ocupados desde Francia a Rumanía, y que ahora se identifican en una gran enciclopedia cuyo último volumen está previsto que vea la luz en 2025. Los lugares ahora documentados no solo incluyen centros de la muerte, sino también 30.000 campos de trabajo forzado, 1.150 guetos judíos, 980 campos de concentración, 1.000 campos de prisioneros de guerra, 500 burdeles repletos de esclavas sexuales para los militares alemanes y miles de otros campos cuyo uso era practicar la eutanasia en los ancianos y enfermos, practicar abortos y germanizar a los prisioneros.

Hartmut Berghoff, director del Instituto Histórico Alemán en Washington, explica que cuando el Museo del Holocausto comenzó esta meticulosa investigación, “se creía que el número de campos y guetos estaba en los 7.000”. Partes enteras de la Europa en guerra se convirtieron en agujeros negros de muerte, tortura y esclavismo con la creación de campos y guetos durante el reinado de brutalidad de Hitler entre 1933 y 1945. “Ahora sabemos cómo de densa fue esa red, a pesar de que muchos campos fueran pequeños y tuvieran una vida corta”, explica.

Partes enteras de la Europa en guerra se convirtieron en agujeros negros de muerte, tortura y esclavismo con la creación de campos y guetos durante el reinado de brutalidad de Hitler entre 1933 y 1945
En un principio, los campos se construyeron para encerrar a los oponentes políticos del régimen, pero a medida que el nazismo se extendía como un cáncer por Europa, no solo se dio caza a los judíos sino también a gitanos, homosexuales, polacos, rusos, comunistas, republicanos españoles… Dependiendo de las necesidades de los nazis, los campos y los guetos variaban de tamaño y de organización, concluye el estudio.
El mayor gueto de triste fama es el de Varsovia, que durante su mayor ocupación albergó a 500.000 personas. El campo más pequeño identificado ahora por los investigadores del Museo del Holocausto tenía a una docena de personas realizando trabajos forzados en München-Schwabing (Alemania).
La investigación se ha alargado 13 años, a lo largo de los cuales las cifras del horror fueron creciendo sin parar a manos de los especialistas… hasta llegar a esos 42.500. El mapa que dibujan estos números ofrece una fotografía en la que literalmente no se podía ir a ningún lugar de Alemania sin encontrarse con un campo de trabajo o de concentración.
Durante años, muchos investigadores han centrado su trabajo en sacar a la luz a todas las víctimas del Holocausto, que muchos consideraban que era muy superior a la que se cita en los libros de texto. El número de judíos víctimas del nazismo se cifra en seis millones.

El hallazgo es un argumento más para combatir a los revisionistas y negacionistas del Holocausto
La investigación no solo abre la puerta a un nuevo capítulo de lo que la terminología nazi denominó la solución final, sino que posibilitará a los supervivientes del Holocausto presentar demandas o recuperar propiedades que les fueron robadas. Hasta la fecha, muchas peticiones a las compañías de seguro eran rechazadas porque las víctimas decían haber estado en un campo del que no se tenía registro. Eso acaba de cambiar. Aunque en opinión del profesor Berghoff, decir que la historia se va a reescribir sería “una exageración”. “La historia del Holocausto y su dimensión ya se conoce de sobra. Pero estamos sabiendo nuevos detalles, lo que es muy importante y deja los contornos mucho más claros”, apunta.
El trabajo ha recopilado documentación aportada por más de 400 investigadores e incluye también relatos de primera mano de las víctimas que describen con precisión cómo funcionaba el sistema y cuál era su propósito. Para algunos analistas, el hallazgo no solo es una herramienta fundamental para estudiosos y supervivientes sino un argumento más para combatir a los revisionistas y negacionistas del Holocausto.
El caso personal de Henry Greenbaum, superviviente del Holocausto, de 84 años y que vive a las afueras de Washington, queda recogido en la investigación del Museo. Es un claro ejemplo de la amplia variedad de sitios que los nazis utilizaron para aniquilar a los que consideraban enemigos de su doctrina. Greenbaum pasa hoy sus días mostrando el Museo del Holocausto a los visitantes. En su brazo está tatuado el número que el régimen le asignó: A188991. Su primera reclusión fue en el gueto de Starachowice (en su Polonia natal), donde los alemanes le encerraron a él y a su familia junto a otros habitantes judíos en 1940. Greenbaum tenía entonces 12 años.
Su familia fue enviada a morir en el campo de Treblinka, mientras él y su hermana fueron destinados a un campo de trabajos forzados. Su siguiente destino fue Auschwitz, de donde fue sacado para trabajar en una fábrica —también en Polonia— y después enviado a otro campo de trabajo en Flossenbürg, cerca de la frontera checa. Con 17 años, Henry Greenbaum había pasado por cinco encierros distintos e iba camino del sexto campo cuando fue liberado por los soldados norteamericanos en 1945.

Fuente: EL PAÍS, 8 de marzo de 2013

la 2ª guerra mundial fue declarada por Londres y Paris

17 de febrero de 2013

Es un hecho jurídico incontrovertible. El 1 de Sept. de 1939 Alemania intenta recuperar territorios alemanes, como Dantzig, que en ese momento están ocupados y bajo soberania de Polonia. Inmediatamente después Londres y Paris dan un ultimatum a Berlin para que retire sus tropas en el plazo de unas horas. Si no se produce la retirada Londres y Paris se consideran en estado de guerra contra el III Reich.

Sobre este tema, nos parece muy interesante reproducir un post que se acaba de publicar en el blog FILOSOFIA CRíTICA. Este es  su texto íntegro:

Al hilo de los crímenes contra la paz perpetrados supuestamente por Alemania y así juzgados y condenados en Nüremberg, convendría, en primer lugar, plantear la siguiente pregunta: ¿quién desencadenó el conflicto? Para el gran público es evidente que fue Adolf Hitler. Él ordenó, en efecto, la invasión de Polonia en coherencia con un diabólico plan expansionista de alcances mundiales. Sin embargo, los hechos no concuerdan con esta visión popular inducida por Hollywood, el «mundo de la cultura» y los medios de comunicación. Me basaré para sostener semejante afirmación en el relato de Eric Hobsbawm, un historiador antifascista que, no obstante, debe reconocer lo siguiente:

Por su parte, los políticos realistas, partidarios del apaciguamiento, mostraban una falta total de realismo al evaluar la situación, incluso en 1938-1939, cuando cualquier observador atento comprendía ya que era imposible alcanzar un acuerdo negociado con Hitler. Eso explica la tragicomedia que se vivió durante los meses de marzo-septiembre de 1939, que desembocó en una guerra que nadie deseaba, en un momento y un lugar que nadie (ni siquiera Alemania) quería y que dejó a Francia y Gran Bretaña sin saber qué era lo que, como beligerantes, debían hacer, hasta que fueron barridas por la Blitzkrieg (Hobsbawm, E., Historia del Siglo XX, Barcelona, Crítica, 1995, p. 160).
Si nadie quería la guerra, ¿cómo pudo estallar? Más concretamente, si no la quería «ni siquiera Alemania», ¿en qué se basan las acusaciones de la página 44 de la misma obra, donde Hobsbawm, contradictoriamente con lo dicho en la página 160, sostiene lo siguiente?:
Si se pregunta quién o qué causó la Segunda Guerra Mundial, se debe responder, con toda contundencia: Adolf Hitler.
«Contundencia», pero añadiendo a continuación:
Ahora bien, las respuestas a los interrogantes históricos no son tan sencillas.
Está claro que Hobsbawm «torea» aquí con un dogma político: no puede negar la «fe moderna», pero en tanto que historiador es perfectamente consciente de que se trata de eso, de un «postulado» preteórico compartido «con raras excepciones» por todo «historiador sensato». ¿Sensato con respecto a qué, a su carrera profesional, quizá? Ya conocemos cuál ha sido el destino de Pío Moa como consecuencia de cuestionar ciertos dogmas sobre la Guerra Civil Española, en los que algún día entraremos. Para cualquier persona «sensata», precisamente, la afirmación de que Hitler fue el causante de la guerra y de que Hitler no quería la guerra cuando ésta se desató (y fue declarada, pero no por Alemania, sino por Francia e Inglaterra) son contradictorias y forman parte del mismo tipo de misterios que la  famosa «singularidad de Auschwitz».
Para salir del apuro, Hobsbawm sostiene que Hitler «se equivocó en sus cálculos» y «los estados occidentales le declararon la guerra» (p. 160). Así, Hitler provocó la guerra aunque no la quería, y las potencias occidentales «declararon la guerra» pero no la provocaron. El historiador se ve forzado a hacer equilibrismos dignos del doblepensar de Orwell. La «explicación» de Hobsbawm concluye así:
La ocupación alemana de Checoslovaquia en marzo de 1939 fue el episodio que decidió a la opinión pública de Gran Bretaña a resistir al fascismo.
!La opinión pública de Gran Bretaña decidió resistir al fascismo! No suena muy convincente esta narración de los hechos cuando incluso el propio Churchill, el más belicista de los líderes ingleses (y debía de serlo más que, como poco, las amas de casa de la isla) consideraba que el fascismo representaba un baluarte contra el comunismo y había elogiado al régimen de Mussolini en abundantísimas ocasiones. La motivación de «resistir al fascismo» resultaría aceptable atribuírsela a un antifascista de extrema izquierda, pero no a la prudente y conservadora «opinión pública» de un país mercantil como la Gran Bretaña. En suma, de acuerdo con la fábula de Hobsbawm, el belicismo inglés obligó al gobierno de Londres y éste arrastró al de Paris:
A su vez, ello forzó la decisión del gobierno británico, hasta entonces remiso, y éste forzó a su vez al gobierno francés, al que no le quedó otra opción que alinearse junto a su único aliado efectivo. Por primera vez, la lucha contra la Alemania de Hitler no dividió, sino que unió a los británicos, aunque todavía sin consecuencias.
!Sin consecuencias nada menos que el desencadenamiento de una guerra  mundial! Una guerra no querida por nadie, sólo por masas inglesas convertidas de repente al antifascismo (discurso staliniano) de las Brigadas Internacionales! Quisiera saber cómo se documenta, cómo se demuestra que el pueblo británico quiso la guerra contra Alemania para «resistir al fascismo». Sólo pido alguna prueba de semejante pretensión. ¿De qué manera, además, «lo supo» el gobierno británico? ¿Acaso encargó una encuesta? ¿Se guió por los titulares de los periódicos? ¿Vamos a confundir la opinión pública con la «opinión publicada»? Se nos cuentan fábulas pero ya no estamos de humor para la habitual tomadura de pelo de los «intelectuales».
No se puede negar que en la doctrina política de Hitler detectábase nítidamente el proyecto de invadir Rusia y erradicar el comunismo, pero Inglaterra era precisamente el primer país que podía contemplar semejante ideario como una garantía de que los bolcheviques no extenderían por toda Europa sus atroces y, estos sí, declarados planes de exterminio, ya suficientemente acreditados, con 13 millones de víctimas, por las mismas fechas en que Alemania se anexiona Checoslovaquia e invade Polonia. Sobre el imperialismo y colonialismo alemán conviene añadir que tampoco eran potencias coloniales como Inglaterrra y Francia las instancias más apropiadas para crititar a Hitler por su aspiración de aplicar al Este de Europa aquello que los ingleses y los franceses llevaban siglos practicando en Africa, la India y el mundo entero. Y era el racismo contra los pueblos de color y la explotación económica más descarada de los países coloniales, y no los «derechos humanos», aquello que sustentaba los imperios británico y francés. Unos imperios conquistados, conviene, en fin, recordalo también, a cañonazo limpio y no a base de repartir confetti entre los indígenas. ¿Había algo que reprocharle a Alemania -país harto retrasado en el reparto de la tarta planetaria- que esta castigada nación no hubiese aprendido, con sangre o sin ella, de Gran Bretaña, Francia, Rusia y Estados Unidos? ¿O es que el imperialismo y el racismo sólo son «perversos» cuando cuando ostentan signo germánico y amenazan los intereses hegemónicos racistas e imperialistas de Londres, París y Washington?
Por tanto, con respecto a la ideología geopolítica de Hitler, cabe afirmar de forma contundente que no se diferenciaba, en lo fundamental, del imperialismo occidental, y que no pudo ser la «causa» unilateral de la Segunda Guerra Mundial porque, compartida por todos los países europeos, incluida la pequeña y genocida Bélgica, estaba bien lejos de caracterizar a Alemania. ¿Dónde ha sido demostrado que la invasión de Polonia pueda definirse como el primer paso hacia una guerra mundial planeada por Hitler, máxime cuando los objetivos ideológicos del Führer habíanse fijado en el Este y, precisamente, resulta que en la práctica, Hitler era, a la sazón, aliado de la Unión Soviética? Por mucho que la doctrina geopolítica nazi incluyera la Ucrania anexada funcionando como granero de una Gran Alemania (al igual que la concepción inglesa incluía la esclavitud de la India), esto era ideología y no «explica» sin más el factum concreto de la invasión alemana de Polonia el 1º septiembre de 1939. En cambio, tenemos por incontestablemente cierto que fueron Gran Bretaña y Francia quienes declararon la guerra a Alemania alegando los derechos de la Polonia invadida, cuando, sorprendentemente, no declararon la guerra a la URSS a pesar de que, en cumplimiento del pacto Molotov-Ribbentrop, ésta también invadió Polonia y luego se anexionó Lituania, Letonia y Estonia. Por si fuera poco, la URSS invadió además Finlandia, pero los adalides de la «democracia» jamás movieron un dedo para preservar la independencia de dichos países. De tales evidencias sólo cabe concluir que la «defensa» occidental de Polonia se esgrimó como una típica coartada humanitaria de los fariseos de siempre, esta vez para desencadenar una guerra de exterminio contra Alemania. Insistamos: no contra el «fascismo» per se, sino contra una Alemania a la que el fascismo había vuelto más poderosa. !El problema era Alemania! La pregunta: ¿quién quiso esa guerra en Inglaterra si no la quería el pueblo británico ni tampoco buena parte del estamento político londinense?
Me parece que el ataque norteamericano a España (con el fraudulento hundimiento del acorazado «Maine»), que provocara la denominada guerra de Cuba, o la reciente guerra de agresión aliada contra Iraq, ilustran a satisfacción sobre el tipo de mecanismos que pueden llevar a las potencias capitalistas occidentales a desencadenar un conflicto bélico. Sostengo que el análisis comparado permite comprender la Segunda Guerra Mundial como una guerra de agresión del mismo tipo que las provocadas por ciertos «poderes económicos» de occidente contra potencias que podían resultar molestas para sus anhelos de hegemonía mundial. La «cruzada democrática» (!ja, ja, ja!) de 1939-1945 equivale, en los hechos, a un anticipo de cosas tan «humanitarias» como la guerra de Iraq (2003). Ahora ya no pueden engañarnos los oligarcas occidentales con sus historietas de soldados Ryan («un hombre decente»), conocemos perfectamente su catadura moral: hémosla visto actuar ante nuestros propios ojos a lo largo de décadas, la gente común sufre ya a estos criminales y experimenta las consecuencias del «antifascismo» en sus propias carnes y en la miseria de familias que son nuestros vecinos… Somos conscientes de que el 11-S constituye sólo el montaje de un casus belli de parecidas características al invento de las «armas de destrucción masiva» de Saddam Hussein o el «programa nuclear» iraní. La invasión de Polonia por Hitler, inevitable a tenor de los abusos perpetrados por occidente contra Alemania en el Tratado de Versalles, juega el mismo rol propagandístico que la «amenaza» iraquí o «islamofascista», y «el Holocausto» que los crímenes de Saddam Hussein en Kurdistán y Bashar el-Assad en Siria, legitimación a posteriori de la «guerra justa» esgrimida siempre por los «santurrones» judeocristianos (mientras Blackwater cuenta las monedas). Los genocidios sólo pasan a ser importantes cuando conviene a la banca y según quien los cometa o cuáles sean las víctimas; «amenazas» o «agresiones» son siempre las acciones militares del enemigo, pero del enemigo… de los «inversores» (para decirlo suavemente). Nos sabemos de memoria las fórmulas exoneradoras de la farsa humanista, y si no creemos a Rajoy cuando explica sus relaciones con Bárcenas, o la versión oficial del 11-M, ¿por qué habríamos de creernos las mentiras sobre las causas de la Segunda Guerra Mundial? ¿Acaso un límite sagrado o una mágica solución de continuidad separa ambas series de hechos? ¿Es que el cuestionamiento del pueril imaginario de Hollywood hace tambalearse el equilibrio psicológico y hasta la identidad personal de analistas por lo demás honestos y críticos con los EEUU o Israel?
Lo dicho no abona, conviene subrayarlo, a Hitler, ni convierte a los nazis en hermanitas de la caridad por el simple hecho de haber combatido con singular y heroica determinación el canallesco poder mundial de la oligarquía financiera, pero la patencia de los hechos nos fuerza a retomar, como siempre, el fenómeno del antifascismo, la barrera simbólica invisible que protege a los eternos criminales impunes y distorsiona el sentido mismo de la narración histórica hasta hacerla literalmente incomprensible, mítica (=no científica).
La respuesta a la pregunta que plantea esta entrada del blog es que hubo intereses ocultos y bastardos en la declaración de guerra a Alemania. Son esos «intereses», y no la maldad hollywoodiense de «los nazis», un cuento para esos niños adultos que son los ciudadanos occidentales acunados entre los algodones de la sociedad de consumo, los causantes de la Segunda Guerra Mundial. Ésta no la provocó Hitler. Es un hecho: Hitler no quería una guerra mundial ni pretendió -y existen razones y fundamentos adicionales, que ahora no desarrollaré, para sostener esta afirmación- agredir a Francia e Inglaterra. ¿Por qué Londres desencadenó y promovió entonces esa guerra mundial contra Alemania en nombre de las consabidas paparruchas humanitarias? Un auténtico historiador debería poder responder a esta pregunta de forma convincente. Pero la política, la misma política que «quiso» el desastre, impide a los historiadores occidentales reconocer la verdad cuando la tienen ante sus mismísimas narices. Y hasta que los ciudadanos no comprendan la relación existente entre estos hechos aparentemente tan alejados de sus vidas cotidianas y las atrocidades que la oligarquía está perpetrando en perjuicio de los trabajadores de la nación, toda «lucha social de izquierdas» será corta de miras, e incluso ciega, por lo que respecta al verdadero enemigo político, aquello que todos los pueblos del mundo deben combatir sin piedad. El capitalismo, empero, ya envenenó a la izquierda tiempo ha con los «valores burgueses», de ahí la impotencia de las fuerzas políticas socialistas, si es que queda algo de eso en la hedionda realidad de los parlamentos «democráticos» de occidente, a la hora de plantarle cara a la bestia asesina denominada Gran Capital.
Jaume Farrerons 1 de enero de 2013

Ecología y Nacional-Socialismo

12 de agosto de 2012

08 febrero 2010


En el nº 6 ,sobre Ecología, de la revista ‘Hespérides’ ya se  adelantaba un análisis sobre la obra ‘bomba’ en el debate ecologista de  este año: el libro de Luc Ferry ‘El Nuevo Orden Ecológico’, Ed. Tusquets  1994 con 231 páginas. E incluso antes, en la revista francesa ‘Krisis’,  dirigida por Alain de Benoist, ya se había tratado en un número  especial este tema y los textos de Ferry. No es pues un tema que se vaya  a descubrir ahora sino que viene de finales de 1994.
Pero sin  duda el despertador entre nosotros ha sido la aparición en en nº 26  Agosto 95 de la revista ‘PROXIMO MILENIO’ (J.C. Ediciones SA, c/Gobelas  19, 1, 28023 Madrid, a la que animamos a todos a suscribirse), del  artículo insólito «La Ecología en el III Reich». Y ¿que tiene  de insólito este artículo?, pues simplemente que es ‘normal’, o sea que  trata el tema con imparcialidad y con ‘normalidad’, sin demonizar al  nacional socialismo. Pero esto es como saltarse el ‘tabú’, es ‘la  blasfemia’. Este artículo presenta en realidad las bases de un  debate en el que se profundiza mucho más dentro del libro de Luc Ferry.  La Ecología profunda, la que pone en duda los principios homocéntricos y  librepensadores, la ‘deep ecology’ según la nomenclatura de este  ambiente, tiene raices profundas en el Nacional Socialismo. Dado  lo corto del artículo, con unas ilustraciones magníficas, no puede  desarrollar más que los aspectos fundamentales, la legislación NS sobre  este tema, que debe reconocer como la primera del mundo y aun no  superada en su orientación revolucionaria, como veremos, las primeras  denuncias sobre el inevitable caos antiecologista al que llevará el  capitalismo, el fomento del naturismo, la vida sana y el contacto con la  Naturaleza, el apoyo a la diversidad de las especies… que se  desprende del propio racismo … y una voluntad decidida y profunda de  amor a la tierra y a una vida integrada hombre- Naturaleza, todo ello  único en ese momento. Descubre un Nacional Socialismo bien diferente al  que nos tienen acostumbrados a ver en la prensa ‘vulgar’. Todo  este material hace que sea importante referirse con mayor detalle al  libro de Luc Ferry. Ante todo hay que aclarar que Ferry  plantea el libro precisamente como una réplica y una denuncia de los  peligros que tiene la Ecología profunda, proponiendo en su contra la  ‘ecología democrática’. No se trata pues de un libro escrito por un  nacionalsocialista ni mucho menos. Pero Ferry tiene un ‘defecto’ que  seguramente le llevará a tener problemas con el Sistema, que es atenerse  a la lógica, al razonamiento y el debate, sin caer en la inquisición y  el mero recurso de ‘Auschwitz’ para condenar todo lo que huele a  ‘fascismo’, y no seguir investigando. Esto hace que su libro  sea una recopilación fabulosa de los argumentos a favor y en contra de  una visión ecologista anti- sistema. La parte más larga del  libro es toda la teorización sobre el tema central: Los derechos de los  animales y la Naturaleza. Es evidente que para una mentalidad  del Sistema, legalista y racionalista, basar el tema de si los animales y  el entorno ‘son sujetos de derecho’, o sea puede aplicarseles  legislación humana en sí mismos, es la parte fundamental de todo el  problema. El sistema de valores ‘ilustrado’, nacido en la Revolución  francesa y constituyente del liberalismo democrático actual, se basa en  la concepción homocéntrica, en la que los animales y cosas son meros  ‘decorados’ para la acción del hombre. Por eso todas las leyes actuales  solo afectan a ‘lo humano’, no pudiendo existir un ‘delito contra un  animal o entorno natural’ más que en tanto se refiere a una propiedad o  la defensa de una sensibilidad humana. O sea, se prohibe torturar  ciertos animales para evitar el horror entre los demás hombres, se  prohibe destruir ciertos parques protegidos para conservar ese entorno  propiedad de la Comunidad o para mantener un bien nacional como los  bosques. Pero no hay posibilidad de llevar un delito contra un animal en  tanto que él tenga derecho a ser defendido de una agresión. Las  leyes demoliberales de protección de los animales defienden sólo a los  animales domésticos, y únicamente de malos tratos públicos. La razón es  lo antedicho, no se han hecho para proteger a los animales sino a las  demás personas de sentimientos más delicados. El delito no es contra el  animal sino contra los espectadores. La concepción de los  animales y naturaleza como ‘meros robots inanimados’ (Descartes decía  que un perro no sufre, solo aulla de dolor como reacción automática de  los nervios, sin ‘dolor’ psicológico), permitía eliminar muchos  problemas utilistas (la economía basada en los animales y el entorno) y  soslayar algunos problemas teológico-religiosos muy engorrosos si se  considera a la Naturaleza como ‘portadora de derechos’ en sí misma. El  esclavo griego tenía exactamente la misma consideración que un animal  actual, era una ‘cosa’ carente de derechos. Luc Ferry denuncia  claramente que el cambio de antropocentrismo que asume la Ecología  profunda es un golpe mortal para todo el entramado ideológico y  cosmológico democrático, y lleva a conclusiones muy peligrosas para el  Sistema. «La ecología profunda presenta un rostro antipático para el  demócrata». Veamos algunos de los motivos básicos: – La  Ecología profunda promueve una actitud dogmática y autoritaria, al  pretender solucionar la agresión contra el medio por la fuerza. Para un  ‘liberal’ la ‘obligación’ de respetar a los animales le parece una  dictadura más que se opone a su tendencia de ‘absoluto individualismo  ético’. Una Etica impuesta, una exigencia de respeto a los animales es  una ‘ley divina’ más para un demoliberal. – La Ecología  profunda conlleva una cierta tendencia a divinizar la Naturaleza, un  cierto Panteismo, que es contrario a su camino natural de eliminar todo  lo divino y suprahumano. Una vez más el individualismo demócrata se  resiste a aceptar ‘algo superior’ a su yo. – La Ecología  profunda rechaza la mentalidad del mundo moderno, y como tal pone en  peligro una civilización democrática. Un cambio de mentalidad radical  respecto a la Naturaleza puede hacer peligrar de base todo el entramado  mental que sostiene ahora la sociedad liberal. – La Naturaleza  es desigual, y el respeto a la diversidad de especies y su realidad la  hace sospechosa de racismo. Son varios los ecologistas que apoyan el  respeto por las raices de cada pueblo y sus rasgos culturales propios,  como reflejo de ese mismo deseo en los animales. Todo ello es un golpe  brutal a la idea de un solo Hombre genérico igualitario y desenraizado,  cuya cultura es solo producto de la educación. Muchos  ecologistas ponen a la Naturaleza como ‘modelo ético’ lo que choca  radicalmente con la idea democrática de ‘no aceptar ideales sino sólo  voluntad electa de la mayoría’. Un demócrata exige que el número y el  voto permita ir contra cualquier ‘modelo’ o ‘ética’ predefinida. Por  último hay que hablar del Capítulo «La ecología Nazi. Legislación de  Noviembre 33, Julio 34 y Junio 35». este Capítulo es lo que ha hecho al  libro una provocación a la norma del Sistema. Un Capítulo donde se  refiere a la extraordinaria legislación NS efectuada en los 3 primeros  años de su gobierno, que supera con mucho lo que se ha hecho hasta  ahora, y que además se entronca con una nueva forma de ver la  Naturaleza. Pero no solo nos da a conocer esa legislación sino  especialmente su filosofía, la concepción de la Naturaleza y del hombre  que tenía el NS. Para ello trata diversos textos de teóricos y  políticos NS sobre este tema, leyes y tratados, en fin una información  vital que hasta ahora era muy poco conocida. El nacional  socialismo se basó en una visión romántica de la Naturaleza, en lucha  contra el racionalismo materialista de sus enemigos (capitalismo y  comunismo). Y lo más significativo es que por primera vez en el mundo, y  aun ahora, la protección contra los animales no dependía de que los  actos fueran públicos o privados, ni de animales domésticos o no. Es una  ley que da derechos a los animales en general, sin antropocentrismo,  sin elucubraciones raras, simplemente una política natural basada en la  buena fe y el amor a la Naturaleza. Veamos parte del texto  promulgado por los Nacional Socialistas: «El pueblo alemán posee desde siempre un gran amor por  los animales y siempre ha sido consciente de las elevadas obligaciones  éticas que tenemos para con ellos. Aun así, sólo gracias a la Dirección  Nacional Socialista, el deseo de una mejora en las disposiciones  jurídicas respecto a la protección de los animales, el deseo de una ley  específica que reconozca el derecho que poseen los animales en cuanto a  tales a ser protegidos por sí mismos ha sido llevado a cabo» «La crueldad ya no es castigada  partiendo de la idea de que habría que proteger la sensibilidad de los  hombres del espectáculo de la crueldad contra los animales, el interés  del hombre ya no es en este caso el fondo del asunto, sino que se  reconoce que el animal debe ser protegido en cuanto a tal». Y  tras ello una legislación que se adelanta a nuestra propia época. Este  es el fruto que debe reconocer Luc Ferry y que asombra ver escrito en un  libro actual, cuando ,por ejemplo, la revista ‘Integral’ recientemente  lanzaba un brutal ataque contra cualquier eco-fascismo, sin hablar en  nada de las realidades sino simplemente recurriendo al insulto. Sigue  el libro hablando del elogio a la diferencia y el apoyo al Tercer  Mundo. Por primera vez ,se reconoce también que el Nacional Socialismo  apoyaba totalmente el reconocimiento de las diferencias y del desarrollo  respetuoso del Tercer Mundo, oponiendose al colonialismo y la  imposición de las formas occidentales en los demás paises. Algo opuesto a  la idea de un NS que desprecia, oprime y ataca a las demás razas. Por  una vez se dice que el colonialismo y la idea de imponer la visión  demoliberal al Tercer Mundo es una obra del mercantilismo, de los  régimenes capitalistas. El racismo como respeto y defensa de  la diversidad. Nos sorprende una vez más Luc Ferry reconociendo este  hecho, que es ignorado sistemáticamente y sustituido por ‘racismo= odio y  agresión’. Comprender el racismo como elogio de la diferencia  y apoyo a la biodiversidad es la base de entender al NS, frente a las  bandas de gamberros con esvástica actuales, que NADA tienen que ver con  el nacional socialismo real. Ferry efectúa un ataque contra le  Ecología NS: ‘El amor a los animales parece que lleva a un odio a los  hombres’. Acusa a todos los ecologistas profundos de odiar a la  Humanidad a base de deificar a la Naturaleza. Es evidente que no es así  pero al menos es un ataque digno, no una descalificación insultante. Son  muchos los que han dicho que quien ama a su perro no puede ser mala  persona. Creemos que precisamente el amor a la Naturaleza refleja una  voluntad de justicia y de respeto. Otra cosa es que el ecologista  profundo odie lo malvado y decadente de la Humanidad y contra ello sea  mucho más beligerante que los demás. O sea, el ecologismo duro elimina  la mala idea de ‘neutralidad’ ante la crueldad y la maldad humana. El Ns  y los ecologistas somos combativos contra los actos degenerados y  decadentes, eso no es odiar a la Humanidad. El demócrata no puede  aceptar una actitud de fuerza y lucha contra la maldad humana, que para  él es solo ‘otra opinión’ votable. En fin, un Capítulo que lo  podría escribir un NS, pero escrito por un demócrata es totalmente  sorprendente. No nos importa tener enemigos así, que respetan la verdad y  la combaten con razonamientos , no con insultos y persecuciones. Porque  Luc Ferry es un demócrata contrario a nuestras ideas (o al menos así lo  expresa… aunque podría ser para justificarse), y al final del libro  lo pone de manifiesto en su conclusión: «Si es Política, la  Ecología no será democrática. Si es Demócrata, tendrá que renunciar a  ser política». Si, la Ecología demoliberal es sólo , como dice Luc  Ferry, un grupo de presión para mejorar el manejo de los recursos del  Ecosistema. Para nosotros la Ecología es Política, es una  Revolución de la mentalidad, y por tanto NO es democrática.
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un blog muy incomprendido…

11 de agosto de 2012

http://legion-88-chile.blogspot.com.es/?zx=b56cba52d95365b

06 marzo 2012

Fin

Tras un largo silencio, y un cierre forzado por los agentes de la judería y el sanedrín dorado, se cesarán las publicaciones de Artículos y de temas de interés.
Debido a mis «erráticos y racistas» comentarios y puntos de vista, expresados por mí, en la revista de edición mensual (la cual alcanzó 4 números), los «ciber-sionistas», bloquearon mi cuenta de Hotmail y blogspot… En fin, gracias a una Camarada puedo escribir nuevamente; Aunque ya no me interese… No me interesa escribir para un monton de mundano, que dicen nazismo, pero que no luchan por nada ni nadie.
Al infierno la humanidad y su «bendito humanismo»
Finalmente, para aquellas personas verdaderas que deseen contactarme, les dejo mi nueva direccion de email, además de un cordial saludo:
necro.autistiartili@gmail.com
Para muchos, la figura de Hitler aún les presenta algo de odio y enigma. En gran parte esto se
debe por la gran cantidad de Literatura «Histórica» sobre la figura del Führer Germano.
Para mí ,como jovén Chileno y pro-NacionalSocialista, es frustrante ver cada año y cada día
como se basurea la imágen de un líder, que de haber sido escuchado atentamente por la «Humanidad o
por el Mundo Ario», podría haber salvado al mundo que hubiese sido digno de seguir viviendo.Muchos se preguntan el porqué Hitler perdió la guerra… Simplemente perdió porque la Humanidad no era
digna -y quizás no lo será en mucho tiempo más- de tener una cosmovisión basada en el amor a su
sangre, a su esirpe y tradiciones propias.

La humanidad lo trató a él y a sus Fieles seguidores como la mayor escoria del planeta, siendo que ellos – los Humanistas y Anarquistas, y gente común en gral.-
eran lo peor de lo peor, aún hasta estos días.

La gente común y vulgar, por más que intente tener un juicio
lógico, y por más «NacionalSocialistas» que hayan ahora, nunca serán y podrán ser NS
,quizás NUNCA lo seremos…pero aún creemos en la Reencarnación, en el
eterno retorno del Salvador de la tradiciones verdaderas…

Para mí Hitler fué y seguirá siendo el único verdadero NacionalSocialista, el único hombre que pudo haber salvado a un mundo agonizante y decadente de
los valores Sionistas.

Como ya he dicho , Hitler será pintado siempre como un criminal. Hitler en realidad era un hombre en extremo sabio. Amaba leer libros de Historia Europea,
amaba el Arte Renacentista, la Arquitectura, y además de todo esto sentía un gran amor por los animales [De hecho, cuando Hitler asumió el poder en 1934, prohibió
la caza indiscriminada de Animales, fomentó la riqueza literaria editando libros de Historia y Filosofía clásica como los de Nietzsche, Schopenhauer-Filosofía-,
también fomentando la lectura de Historia editando a autores como el conde Gobineau, Gustav Kossina,H.S Chmaberlain, Etc. , además de esto fomentó la entrada
gratuita a museos de Arte, y el ingreso sin arancel a Universidades Estatales, en ese entoces medidas prohibidas por el Sionismo], además de sentir un gran amor por la Naturaleza,
una atracción y admiración hacia el Paganismo Germano e Indoeuropeo.

Hitler también dió garantías de asistencia y previsión Social a sus Obreros, asistencia y salúd pública gratis a ciudadanos Alemanes
[Cosa hasta ahora inexistente en Chile], fomentó la igualdad de las clases
sociales para que existiera por sobre el factor clasista o Burgués, el factor de unidad Nacional y de franca Camaradería.

Además de esto, fomentó el amor patrio, el amor hacia la Sangre, las Tradiciones.

Pese a todo esto Hitler es aún considerado como un demágogo oportunista y un dictador con ansias expansionistas y territoriales. El hecho de que Hitler,
haya ocupado gran parte de Europa, se debe al hecho de que él sabía que el comunismo judáico, terminaría imperando y destruyendo Europa; Por lo cual invadió
las naciones que mayor riesgo de extinción racial presentaban. Aunque su acción se vió frustrada por traidores como Von Stauffenberg,Von Paulus y muchos más,
no sirvió de nada, ya que la humanidad le dió vuelta la espalda.

La Humanidad actual se merece estar subyugada bajo el Capitalismo Judáico, se lo merece por haber despreciado al Ávatar que podría haberles dado una vida digna,
una causa justa y noble por la cual luchar. Pagamos justos por pecadores…

Quizás la humanidad despierte algún día, del eterno letargo propiciado por las fuerzas de Jehová-Satanás, y dé oportunidad al destructor de los valores utópicos,
al destructor de la Humanidad decadente y racialmente inferior. Esta es mi misión, hacer que el pueblo que se lo merezca, despierte y vea por fin la realidad,
que de una vez por todas terminemos con los valores Mundanos, y demos el paso decisivo a una vida espiritual y no una vida demíurgica.

Adelante hermanos de sangre, adelante heraldos de la lealtad, aún podemos salvarnos a nosotros mismos si luchamos y creemos por aquello que es justo y noble.
Los Dioses nos dan la fuerza para sepultar a Jehová-Satanás, y volver a nuestra vida espiritual-quizás en la muerte o en el mundo abstracto en el que vivimos-.

Un saludo cordial a los que creemos en nuestra sangre, sean Europeos o Chileno – Europoide.

¡Salud, Victoria!

¡Heil Hitler!

¡VIVA CHILE!

Bicéfalo NS

Cáidos y mártires de Europa!

15 de May de 2012

Es interesante constatar que con el transcurso de los años, los historiadores de la WWII aumentan el número de muertos y desaparecidos alemanes, a la vez que disminute el número de judios fallecidos durante los años 1939 a 1945 en Europa. Incluso las lápidas conmemorativas de Auschwitz han rebajado la cifra oficial de 4 millones… a 2 millones y por último a 1,5 millones de muertos. El obispo católico Williamson, nada sospechoso de ser filo»nazi» admite la cifra de unos 300.000 judios muertos durante la guerra mundial. Paralelamente, en Rusia se sigue conmemorando cada 9 de mayo como dia de la «Victoria» en la Gran Guerra Patria, en la cual ahora se da la cifra de 27 millones de caídos, cuando hace años sólo se hablaba de  siete, doce y luego quince ó veinte millones de muertos. Llegó a especularse con que la propaganda soviética queria camuflar las muertes producidas por la represión stalinista como muertes causadas por la guerra. En todo caso, tanto  si se trata de muertes de alemanes, judios o de rusos, lo cierto es que todos son muertos y caídos por una guerra fratricida europea, en la que rusos, alemanes y polacos  sufrieron las mayores pérdidas.

En consideración a profundizar el conocimiento de lo que realmente ocurrió en la Segunda Guerra Mundial merece leerse el post recientemente publicado por Jaume Farrerons en su blog «Filosofía Crítica«. Lo reproducimos íntegramente a continuación:

domingo, mayo 13, 2012

El mayor genocidio de la historia (5). La cifra total de víctimas

El 23 de septiembre de 2009 publicábamos la primera entrada de la serie «El mayor genocidio de la historia». En este post se hacían una serie de afirmaciones que han dado mucho de sí y que ahora convendría ajustar y matizar. Hace ya tiempo que hemos limitado la cifra de 17 millones de víctimas del genocidio alemán al número de afectados, es decir, a la suma del total de los asesinados más aquéllos que fueron expulsados de sus hogares, a las mujeres violadas, etc. La cifra de 13 millones de exterminados se reserva al máximo de una horquilla que oscila a partir de 8 millones de muertos. Si la horquilla es tan amplia se debe a que, según James Bacque, los ciudadanos alemanes que perecieron a resultas de la hambruna planificada por las autoridades aliadas de ocupación son 5,7 millones, pero este cálculo se obtiene comparando los censos anteriores y posteriores al período 1945-1949, sumando a dichos censos los desplazados de las provincias del Este y las minorías germanohablantes de la Europa central y balcánica, y restando las víctimas por otros conceptos. En consecuencia, resulta prudente dejar bastante abierto el margen posible de error. En función de tales cálculos, se obtiene que en el último censo posterior a la catástrofe han desaparecido más de 5 millones de alemanes, los cuales no se pueden atribuir a caídos en el frente, a prisioneros desarmados exterminados o a víctimas de los bombardeos terroristas británicos. Nosotros, en su momento, propusimos 13 millones de víctimas dando por buenos los 5,7 millones de la hambruna y aquella fatídica cifra ha sido confirmada, de forma casi exacta, por el profesor Dr. Bernhard Bellinger, de Berlín, quien publica la siguiente tabla:
Como puede comprobarse examinándola con detalle, al total de 15.799.000 hay que restar los caídos en combate, que son unos 3 millones. El resultado son 12.729.000 víctimas. Pero Bellinger admite sólo 500.000 muertos por los bombardeos terroristas ingleses, mientras que nosotros nos basamos en la cifra de Jörg Friedrich en Der Brand. Deutschland im Bomberkrieg 1940-1945 (2002) donde se consigna un mínimo de un millón de muertos. Si añadimos esta diferencia, pongamos 500.000 muertos más, la cifra de víctimas asciende a 13.229.000 personas.
Trece millones de muertos: el mayor genocidio de la historia
Las polémicas entorno a conceptos como los desaparecidos o las víctimas de los bombardeos terroristas no van modificar en exceso estas conclusiones, no obstante conviene dejar constancia de algunos extremos.
El carnicero Charles Portal.
Tenemos a 1.272.000 de militares alemanes, presuntos desaparecidos que, en opinión de Bacque, son los exterminados en campos franceses y americanos para prisioneros alemanes. Mientras duró el conflicto militar, y dado que los alemanes respetaban la Convención de Ginebra con los prisioneros capturados a los occidentales, firmantes también de la misma, Washington  no se atrevió a masacrar a los prisioneros alemanes por miedo a posibles represalias con los 2 millones de soldados ingleses y americanos internados en campos alemanes. Sin embargo, una vez vencida Alemania, Eisenhower ideó el perverso concepto de F. E. D. (Fuerzas Enemigas Desarmadas) a fin de poder contraponerlo al de P. W. (Prisioneros de Guerra) y estar en condiciones de omitir los preceptos legales de la convención. No sólo eso, centenares de miles de P. W. pasaron como por ensalmo  a convertirse en F. E. D. a base de trucar las estadísticas poblacionales de los campos. ¿Cuál era la finalidad de dichas innovaciones conceptuales y trasiegos burocráticos? Simplemente, dejar a los prisioneros alemanes a merced del ocupante y sin que ninguna potencia protectora pudiera reclamar la fiscalización del funcionamiento interno de los campos, es decir, el respeto a la normativa humanitaria internacional relativa a los prisioneros de guerra. Según Bacque, el número de víctimas de lo que, en este concepto, para nosotros constituye sólo una fase más en el proyecto global de exterminio planificado, es de un millón. Como consecuencia de estas investigaciones y debates, se empezó a hablar del hoy ya famoso «vermisste Million», que los aliados intentaron atribuir a los soviéticos pero cuya responsabilidad apunta más bien a los aliados franceses y americanos. Los ingleses, que habían masacrado a los civiles alemanes mediante bombardeos terroristas, se sometieron a la Convención de Ginebra en sus propias zonas de ocupación, a pesar de lo cual no denunciaron las atrocidades que se estaban cometiendo en los campos controlados directamente por Eisenhower y De Gaulle.
La obra de James Bacque desató en su momento una polémica que sigue abierta en la actualidad. Demostraremos en los próximos posts que los intentos de desacreditar a Bacque han fracasado y que, a partir de las cifras aportadas por especialistas sobre los que no pesa la menor sombra de duda en cuanto a seriedad y profesionalidad, puede hablarse de un plan de amputación étnica del pueblo alemán iniciado en 1941 (aunque ya existen antecedentes a finales de la Primera Guerra Mundial) y completado en 1949. Las actuales políticas de inmigración, las caídas de la tasa de natalidad en la República Federal Alemana, apuntan a una desaparición definitiva del pueblo alemán utilizando, en este caso, el arma letal de los «valores» (hedonistas, se entiende), pero ésta es ya otra historia.
Quizá la contribución más importante de aquél primer post de 23 de septiembre de 2009 no consistió, por tanto, en sumar las cifras de los diferentes conceptos de víctimas alemanas, sino en descubrir la existencia del plan de exterminio mismo. Evidentemente, las pruebas de que ese plan no son un invento o una fantasía del autor trascienden el mero indicio, de suerte que el silencio académico en torno a este escándalo, que afecta de forma directa a una interpretación oficial del holocausto cada vez más devaluada, tarde o temprano tendrá que ser roto, aunque sólo sea, como ocurrió con Bacque, para insultar a quienes esgrimimos la bandera de la verdad. Algunos insultos ya pudieron leerse en la entrada que entonces publicara Filosofía Crítica. Siguen ahí, no han sido suprimidos. En estos momentos, empero, disponemos de una larga lista bibliográfica que avala aquello que a la sazón dependía de la lectura de unos pocos autores, como De Zayas, Bacque, Friedrich o Macdonough. Podemos sostener, como hipótesis de trabajo, que la causa del holocausto fue el plan de exterminio del pueblo alemán, que el maltrato los judíos, sin alcanzar ni remotamente las cifras y métodos atribuidos al nacionalsocialismo en la versión oficial, fue la «venganza» por el plan Kaufman y los bombardeos terroristas de las ciudades alemanas interpretados por la inmensa mayoría del pueblo como la inexorable aplicación de dicho plan. A partir de ese momento, la indiferencia de los alemanes hacia el destino de los judíos se convirtió en una realidad cotidiana. Los aliados generaron, en fin, de forma consciente, las condiciones del distanciamiento «emocional» y moral que posibilitara el desprecio de las autoridades del Tercer Reich hacia una «discurso de los derechos humanos» cuya realidad había demostrado ser una farsa. ¿Puede afirmarse, después de lo sucedido en el mundo entre la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y nuestros días, que dicha normativa es algo más que un instrumento de propaganda al servicio del imperialismo de Washington y Tel Aviv? Que cada cual ensaye su respuesta, nosotros hace tiempo que emitimos la nuestra.
La tabla de Bellinger
A continuación examinaremos una a una las cifras de la tabla de Bellinger y las fuentes bibliográficas en que se basan.
(continuará / post en elaboración… si nos dejan)

Discurso pronunciado el 1º de Mayo de 1933

5 de May de 2012
8 angelblanco   9 fuegofrío   10 montAlbo

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Espantosa es la miseria que el pueblo alemán tiene tras si. Y no porque haya faltado la diligencia, ¡no! Millones de nuestro pueblo siguen trabajando como antes, millones de campesinos marchan tras el arado como antes, millones de obreros trabajan en el torno de banco, ante el retumbante yunque. ¡Millones de nuestro pueblo trabajan y otros millones anhelan trabajar, más no pueden! Decenas de millares ponen fin voluntariamente a una existencia que para ellos no parece contener más que dolores y miseria. Lo truecan por el otro mundo donde esperan encontrar más y mejores cosas que en la tierra. Tremenda es la desgracia que ha venido a buscarnos, dejando en todas partes el abatimiento y hasta la desesperación. Y nosotros nos preguntamos ¿por qué?

Es una crisis política. El pueblo alemán está en vías de decaimiento, todas sus fuerzas vitales las necesita para la lucha interior. La confianza en la fuerza de la propia voluntad, la propia fuerza, ha desaparecido. Millones dirigen la mirada hacia el resto del mundo con la esperanza de recibir de allá dicha y la salvación. El pueblo decae y en este decaimiento desaparece su fuerza vital, la fuerza para la afirmación de la vida. Los resultados de esta lucha de clases lo vemos alrededor de nosotros y debajo de nosotros y queremos aprender de ellos, pues una cosa hemos reconocido como primera presuposición para el restablecimiento de nuestro pueblo: ¡El pueblo alemán ha de volver a conocerse mutuamente!

Los millones de hombres divididos en profesiones, separados en clases artificiales, que, atacados de presunciones profesionales y locura de clases, no pueden comprenderse unos a otros, tienen que encontrar el camino de unos a otros. Una tarea extraordinaria, poderosa, ¡lo sabemos!. Cuando la locura ha sido defendida y predicada como idea política por espacio de 70 años, cuando la destrucción de la solidaridad popular ha sido casi una ley política 70 años seguidos, es difícil, sumamente difícil, querer cambiar el sentido de los hombres de un golpe. Sin embargo, no debemos desanimarnos ni desesperar. Lo que construyeron las manos del hombre, pueden derribarlo las manos del hombre, lo que inventó en un tiempo la insensatez humana, puede vencerlo y rehacerlo de nuevo una prudente sensatez.

Sabemos que este proceso de encontrarse unos a otros y comprenderse mutuamente no es cuestión de semanas o meses, ni siquiera de unos pocos años. Tenemos, empero, la inquebrantable voluntad de cumplir esta misión ante el pueblo alemán, estamos resueltos a conducir a los alemanes unos a otros, hasta empleando la fuerza si necesario fuese.

He aquí el sentido del 1 de mayo que a partir de hoy ha de ser celebrado en Alemania a través de los siglos, que en el día de hoy se encuentren unos a otros cuantos actúan en el gran engranaje de nuestra labor creadora nacional, y que una vez al año se estrechen las manos convencidos de que nada puede hacerse en tanto no contribuyan todos a la realización de esta labor. Y así, hemos elegido como lema de este día la máxima siguiente:

¡Honrad el trabajo y respetad al obrero!

Para millones es hoy difícil volverse a encontrar por sobre el odio y los errores procreados artificialmente en tiempos pasados. Hay un credo que nos permite recorrer fácilmente este camino. Que trabaje quien quiera y donde quiera, mas no puede ni debe olvidar que su compañero, el que cumple su deber lo mismo que él, es indispensable, que la nación no existe por el trabajo de un gobierno, de una clase determinada o por obra de su inteligencia, sino que solo vive por el trabajo común de todos. Si millones creen poder sacar de la naturaleza del trabajo una deducción acerca de la dignidad de su portador, se encuentran en un amargo error. Hay decenas de millares entre nosotros que quieren hacer depender el respeto al individuo de la clase de trabajo que éste hace. ¡No! Lo decisivo no ha de ser lo que él crea o hace, sino como lo hace. Que entre nosotros hay millones que trabajan año por año, sin la esperanza de adquirir jamás riquezas digo más, sin ganar lo suficiente para llevar una vida sin apuros, no ha de ser motivo para los demás para no creerse dignos de ellos, pues solo su idealismo y abnegación son los que permiten y facilitan el ser y la vida de la colectividad. ¡Desgraciados de nosotros si llegase a desaparecer este idealismo en nuestro pueblo y el valor de los hombres se quisiera medir únicamente por los bienes terrenales que le ha deparado la suerte! El valor de nuestro pueblo no sería ya entonces tan grande ni su existencia tan larga.

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No es útil el explicar al obrero su importancia, el demostrar al campesino la necesidad de su existencia, el ir al intelectual, al trabajador mental para hacerles ver la importancia de su cometido y de su labor. Lo necesario es enseñar a cada clase social la importancia de la otra. Y así es preciso que vayamos a las ciudades a proclamar y anunciar la necesidad y la esencia del campesino alemán, que salgamos al campo y vayamos en busca de nuestra intelectualidad para hacerle ver la importancia de los obreros y trabajadores alemanes. Vamos a ver al obrero y al campesino para enseñarles que sin la inteligencia alemana no hay vida alemana; que todos juntos deben formar una gran comunidad: inteligencia, frente y puño, obreros, campesinos y ciudadanos.

El 1 de mayo ha de transmitir al mismo tiempo al pueblo alemán el reconocimiento de que: la aplicación y el trabajo solos no crean la vida si no se desposan con la fuerza y la voluntad de un pueblo. Aplicación y trabajo, fuerza y voluntad, actuando conjuntamente, solo cuando detrás del trabajo se levante el puño fuerte de la nación para proteger y amparar, puede venir la verdadera bendición.

Hay más, este día ha de hacerle comprender al pueblo alemán: ¡Pueblo alemán! Serás fuerte cuando seas uno, cuando hayas arrancado de tu corazón tus discordias y el espíritu de lucha de clases. Podrás poner detrás de tu trabajo una fuerza inaudita cuando enlaces tu trabajo con la voluntad de vivir de todo tu nacionalismo

Tenemos la firme resolución de que todo alemán, sea quien sea, rico o pobre, hijo de sabios o de obreros de fábrica, vaya una ve en su vida al trabajo manual para conocerlo, para que algún día pueda mandar aquí con más facilidad por haber aprendido ya antes a obedecer. No pensamos en eliminar el marxismo únicamente por fuera, exteriormente; estamos resueltos a privarlo de las presuposiciones. Queremos ahorrar los trastornos mentales a las generaciones que vienen detrás de nosotros.

Los trabajadores de la cabeza y de la mano no deben estar nunca unos contra otros. Por esta razón, exterminamos la soberbia y la presunción que se apoderan tan fácilmente del individuo y le hacen ver con desprecio a los camaradas que “solo” trabajan en el torno de banco, junto a la máquina o detrás del arado. Pero no basta que cada alemán conozca esta clase de trabajo, precisa también que el obrero manual sepa, a su vez, que también hay necesidad del trabajo mental. También a él hay que hacerle ver que nadie tiene derecho a menospreciar a los demás y creerse superior a ellos, sino que todo el mundo debe estar preparado para la gran comunidad.

En este año realizaremos por primera vez esta gran idea ética que enlazamos con el servicio de trabajo obligatorio. Y sabemos que algún día, cuando hayan transcurrido 40 años, habrá experimentado la palabra trabajo manual para millones de seres humanos la misma transformación que sufrió en un tiempo el concepto de lansquenete, en cuyo lugar hubo de ponerse el soldado alemán.

Otra de las grandes misiones que pensamos llevar a la práctica en este año es la liberación de la iniciativa creadora de los fatales influjos de los acuerdos de mayoría. No solo en el Parlamento, no, también en la economía. Sabemos que nuestra economía no podrá prosperar en tanto no se encuentre una síntesis entre la libertad del espíritu creador y el deber con respeto del pueblo todo. Nuestra misión consistirá asimismo, por tanto, en conceder a los tratados la importancia que les corresponde. El hombre no vive para los tratados y contratos, sino que estos existen para facilitar la vida del hombre. Finalmente harémos este año todos los esfuerzos posibles para recorrer la primera etapa del camino de una administración económica orgánica, partiendo del reconocimiento fundamental de que: “No hay encumbramiento que no empiece en la raíz de la vida nacional y económica, en el campesino”. De aquí parte el camino que conduce al obrero y finalmente a la inteligencia.

De aquí nace otra nueva tarea: la eliminación de la falta de trabajo procurando ocupación a los que no la tienen. La procuración de trabajo la dividimos en dos grupos. Primeramente la procuración del trabajo privado. Aquí emprenderemos este año una gran obra, la referente a la restauración de los edificios y casas alemanas para que centenares de millares tengan trabajo. En este momento y en este sitio vamos a apelar por primera vez al pueblo diciéndole : ¡Alemanes! No creáis que el problema de la procuración de trabajo se va a resolver en las estrellas. Vosotros tenéis también que ayudar y contribuir a su solución. Tenéis por confianza y prudencia que hacer lo que pueda dar trabajo. Cada uno tiene el deber personal de no vacilar en la creación de lo que necesita, de no esperar para mandar hacer lo que alguna vez tiene que mandar hacer. Cada empresario, cada propietario de casa, cada hombre de negocios, cada particular, tiene la obligación de acordarse del trabajo alemán. Si el mundo propala hoy falsas afirmaciones contra nosotros, si se proscribe el trabajo alemán, debemos esperar que el alemán se haga cargo él mismo de su trabajo.

¡Queremos trabajar y trabajaremos! Todo depende al fin del pueblo alemán mismo, de vosotros, de la confianza que tengáis en nosotros, depende de la fuerza con que os confeséis partidarios del Estado Nacional. Únicamente cuando todos seáis unos en la voluntad de salvar Alemania podrá encontrar el ciudadanos alemán su salvación de su patria.

¡Camaradas alemanes! Si el mundo está así contra nosotros, con tanta mayor razón debemos formar una unidad, con tanta mayor razón debemos asegurarle: ¡Podéis hacer lo que queráis! ¡Pero nunca nos doblegaréis, jamás nos obligaréis a reconocer un yugo! ¡El llamamiento a igualdad de derechos no lo apartaréis de nuestro pueblo! El pueblo alemán ha vuelto en si. ¡No tolerará en su seno a quienes no estén por Alemania! ¡Queremos merecer honradamente el nuevo encumbramiento de la nación por medio de nuestra aplicación, de nuestra perseverancia, de nuestra inconmovible voluntad! No imploramos del Omnipotente: “Señor, hacednos libres”. Queremos ser activos, trabajar, tratarnos como hermanos, luchar juntos, para que algún día llegue la hora en que podamos presentarnos ante el Señor y podamos decirle: “Señor, ya ves, nos hemos cambiado”. El pueblo alemán no es ya el pueblo sin honra, de la desvergüenza, de la anarquía, de la pusilanimidad de la incredulidad. No, Señor, el pueblo alemán es ya otra vez fuerte en su voluntad, fuerte en su perseverancia, fuerte para sobrellevar todo sacrificio.

http://www.estudiodehitler.com/2012/05/extracto-del-discurso-de-hitler-ante.html

Nota de Angelblanco: Este discurso fue pronunciado en el Día de la Fiesta del Trabajo, el d¡  1 de Mayo de 1933. Se trata de  un

Extracto del discurso de Hitler ante dos millones de trabajadores el 1 de Mayo de 1933

El texto aquí publicado está copiado del Blog MEIN FÜHRER, dedicado al estudio de Hitler, en donde se comenta la diversa bibliografía existente. No se pretende ensalzar ni promocionar la figura de Hitler. No se trata de un blog político.

Mein Führer

¿Por qué Günther Grass se atreve a hablar?

12 de abril de 2012

No deja de ser extraño que diarios como «El Pais», de Madrid, y «Süddeutsche Zeitung»  se hagan eco de las últimas declaraciones fdel premio Nobel alemán Günther Grass en relación con la tensión política entre Israel e Irán.

Sobre este tema merece reproducirse lo que el blog FILOSOFíA CRíTICA escribe:

La verdadera significación del poema es la de señalar, como un hito en el tiempo histórico, el comienzo de una nueva época: indicio, discreto pero cargado de futuro, de aquello que se avecina, a saber, la radicalización del nacionalismo judío de extrema derecha, el desenmascaramiento del Estado de Israel y el despotismo desvergonzado del poder oligárquico. Éste, empero -y tal fenómeno forma parte también del inequívoco signo de los tiempos- va a ser contestado masivamente en todo el mundo, incluso en Alemania. De manera que, por primera vez, se pondrá en cuestión, con clamor cada vez creciente, el relato historiográfico académico en que se legitima la plutocracia transnacional enquistada en los gobiernos occidentales desde 1945.

1/ Grass acaba de salir en defensa de un régimen que niega el holocausto. En circunstancias «normales», este simple estigma -el negacionismo- bastaría para ignorar y desmentir cualquier pretensión, válida o no, procedente de Teherán, a lo que se añade que Grass no es negacionista. Recordemos que, en materia de «fascismo», el sistema oligárquico funciona no obstante mediante el mecanismo del contagio simbólico: si usted conoce a un «nazi» (=criminal) y le saluda por las mañanas en la panadería, usted es sospechoso de nazismo. A un «nazi» hay que hacerle el «vacío», acuar así es lo obligado y políticamente correcto.

Recordemos el caso Kurt Waldheim o las amenazas a Austria, por parte de la Unión Europea, si Haider llegaba a la presidencia de la nación (!democráticamente!): todo el país iba a ser objeto de exclusión estigmatizante. El tema del holocausto es «sagrado», literalmente, para el sistema. La Shoah se ha erigido en religión de la oligarquía asesina que nos gobierna y quizá uno de los últimos coletazos del dogma consistirá -algún día- en modificar la cronología histórica para colocar a Auschwitz, en lugar del nacimiento de Cristo, como año cero de nuestra era. Pasaremos, con toda lógica, del judío hijo de Dios a la victimizada etnia judía como tal en tanto que «pueblo divino». No obstante lo cual, Grass «le ha dado la razón a Irán». ¿Y quiés es Grass? Por una parte, un Premio Nobel, que no puede en cuanto tal ser desautorizado tan fácilmente, a pesar de los insultos; por otra, un alemán miembro, convicto y confeso, de las Waffen SS.

2/ El caso Grass ilustra que pudiérase haber militado en la SS sin devenir, al mismo tiempo, necesariamente, un criminal. Ahora bien, en el juicio de Nüremberg la SS en su conjunto fue declarada organización delictiva: todos sus miembros, de forma automática, pasaban a ser, por tanto, reos penales independientemente de su actuación individual concreta. Sabemos que Grass, como otras decenas de miles de SS, no cometió crimen alguno, excepto luchar por su país en una guerra declarada a Alemania por Inglaterra y Francia.

Los SS eran hombres como nosotros, no demonios: en Grass tenemos la prueba, la escandalosa evidencia de la irracionalidad del estigma. Al final del conflicto se acusó nada menos que a todo el pueblo alemán, castigado expresa y abiertamente con un genocidio que, como poco, exterminó a 8 millones de personas: no se trataba sólo de condenar al régimen hitleriano, sino de suprimir para siempre a los alemanes como tales. Y esta decisión -fruto de una secular germanofobia occidental– no sólo se tomó y ejecutó sin que hubiérase levantado un solo edificio en una localidad de Polonia denominada  Auschwitz, sino que (y con ello resumo la principal aportación de este blog a la reflexión sobre este tema decisivo) desencadenó el pogrom denominado «holocausto» (en la media en que existió una realidad remotamente parecida, insisto en ello una vez más, a aquéllo que Hollywood relata sobre la Shoah):

La población de Alemania, con exclusión de los territorios conquistados o anexionados, es de unos 70.000.000 de habitantes, repartidos a partes iguales entre machos. Para llevar a término el proyecto de eliminación total de la raza germánica sólo habría que esterilizar a unos 48.000.000 de personas, cifra que excluye, en virtud de su limitado poder de procreación, a los hombres de más de 60 años y a las mujeres de más de 45. / Desde luego, después de la completa  esterilización, cesará la tasa de nacimientos en Alemania. Con una tasa normal  de defunciones del 2% anual, la vida alemana disminuiría en 1.500.000 vidas  anualmente. Por consiguiente, en un lapso de tiempo de dos generaciones, que  cuesta millones de vidas y siglos de esfuerzos inútiles, a saber, la eliminación  del germanismo y sus portadores, habrá sido un hecho consumado (Alemania debe perecer, [Germany must perish], Kaufman, T. N., inscrito en la Biblioteca del Congreso de EEUU el 28 de febrero de 1941).

Esta era un percepción compartida, antes de que se pudiera hablar siquiera de holocausto, por estadistas como Churchill, quienes durante y una vez ya terminada la Primera Guerra Mundial (!el nazismo no existía!), pusieron en práctica el método de la masacre civil masiva mediante bloqueo naval y hambruna, con millones de víctimas civiles alemanas. El arma del hambre, más que la esterilización (aunque las autoridades de ocupación también esterilizaron a ciudadanos alemanes, según hemos podido saber por familiares nuestros de esa nacionalidad), fue asimismo el sistema utilizado tras la Segunda Guerra Mundial para exterminar a millones de civiles y prisioneros desarmados. Tanto el nacimiento del nazismo como el holocausto son inseparables de estos facta previos, de la misma manera que el fascismo en general, como fenómeno reactivo, constituye la consecuencia, y no la causa, de las atrocidades del comunismo en Rusia. Con los años, se ha ido estableciendo, por la misma lógica de las cosas, una distinción entre alemanes y nazis que, alarmada la judería militante, el libro de Daniel J. Goldhagen Los verdugos voluntarios de Hitler intentó difuminar de nuevo, pues si todos los alemanes no eran asesinos, entonces los enormes crímenes contra la humanidad perpetrados contra ese pueblo pasaban a ser delitos en toda regla, merecedores de un juicio equivalente al de Nüremberg. Quienes debían ser imputados y condenados eran ahora los vencedores.

Por no hablar del Estado de Israel el día en que se admitiera «oficialmente» la realidad de la Nakba. Sin embargo, sólo de forma muy tímida parecía estarse dando la siguiente vuelta de tuerca en el avance de la tozuda verdad: que no todos los nazis eran antisemitas furibundos, que incluso hablando de cuerpos de élite del régimen como las SS, se podían encontrar decenas de miles de militares que no habían cometido ningún delito. Ejemplo: Günther Grass. El escritor encarnaba ya la negación del dogma con su misma existencia. Hogaño, gracias al poema de marras, este implícito elemento explosivo, que ha permanecido latente a lo largo de años, explota de forma imprevista y nos muestra la realidad tanto tiempo ocultada. Un alemán, un ex SS, se solidariza con un régimen amenazado por Israel y, además, por si fuera poco, con un régimen que niega el holocausto. Toda la Alemania del plan Morgenthau, las fosas del sionismo y del antifascismo repletas de cadáveres olvidados que ningún juez-payaso Garzón pretendería exhumar, hablan a través de Grass; y, con Grass, habla también a la postre la entera humanidad oprimida, humillada, pisoteada por la oligarquía, por esa insultante pretensión del pueblo elegido -objetivada en la Nakba– en tanto que raza supuestamente superior.

3/ La tercera cuestión que se nos plantea es la extremada dependencia del régimen oligárquico transnacional respecto de la narración oficial del holocausto. Es un tema al que ya me he referido en otras ocasiones en este blog pero que escándalos como el poema de Grass ilustran a la perfección. La pregunta sería la siguiente: ¿podría resistir la oligarquía una deslegitimación de su «relato mítico fundacional»? En mi opinión, la existencia de leyes que persiguen la libre investigación de la historia en perfecta contradicción con todos los principios de libertad de expresión, de producción científica y de difusión de información, demuestra que no. Por este motivo, cuando (me) preguntan cómo se puede derrotar a la oligarquía y alguien sugiere que el camino no puede ser otro que la violencia, tengo que, en mi opinión, corregirlo. Ninguna fuerza material puede derrotar a la oligarquía: en estos momentos el abismo tecnológico que separa la mera suma física de todos los habitantes del planeta (excepto los oligarcas, claro), y esto en el mejor de los casos, de la capacidad de destrucción de los gobiernos oligárquicos, es tan enorme, que queda descartada la noción clásica de revolución.

Creo, como ya he sugerido -pero es sólo una suposición- que Grass ha venido sufriendo una lenta conversión espiritual que se ha acelerado con la proximidad de la muerte. Es la finitud la que le fuerza a pronunciarse, siendo así que no puede abandonar este mundo como un hipócrita mentiroso. Nosotros debemos, salvando las distancias, hacernos las mismas preguntas. Sabemos y hemos demostrado ya aquí, en esta misma bitácora Filosofía Crítica, que la narración oficial del holocausto es un fraude, una impostura al servicio del racismo y del estamento político más criminal que la historia registra –hecho que, por otro lado, no abona la validez del fascismo-. Tenemos que avanzar por ese camino. Tal vez podremos, algún día, sentar en el banquillo de los acusados a los genocidas que nos gobiernan, y quizá lo hagamos, además, sin disparar un solo tiro.

Jaume Farrerons
9 de abril de 2012

Ahora «acusan» a Hitler de ser «izquierdista»….!!!

2 de abril de 2012

Han mentido sistemáticamente presentando al Tercer Reich como un sistema de

«derechas»… y ahora mienten tratando de asimilarlo al «izquierdismo»…

Por su interés reproducimos el siguiente post:

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«We are socialists, we are enemies of today’s capitalistic economic system for the exploitation of the economically weak, with its unfair salaries, with its unseemly evaluation of a human being according to wealth and property instead of responsibility and performance, and we are all determined to destroy this system under all conditions.» –Adolf Hitler

(Speech of May 1, 1927. Quoted by Toland, 1976, p. 306)

[Below is the 25 of the NSDAP Program – This is basically the National Socialist German Workers Party Platform. It included measures that in effect would redistribute income and war profits, profit-sharing with large industries, nationalization of trusts, extensive development of old-age pension (just like FDRs Social Security Program), and free education. Clearly this demonstrates Hitler was indeed a left winger and here is startling proof.]


The 25 points of the NSDAP Program were composed by Adolf Hitler and Anton Drexler. They were publically presented on 24 February 1920 «to a crowd of almost two thousand and every single point was accepted amid jubilant approval.» (Mein Kampf, Volume II, Chapter I) Hitler explained their purpose in the fifth chapter of the second volume of Mein Kampf:

[T]he program of the new movement was summed up in a few guiding principles, twenty-five in all. They were devised to give, primarily to the man of the people, a rough picture of the movement’s aims. They are in a sense a political creed, which on the one hand recruits for the movement and on the other is suited to unite and weld together by a commonly recognized obligation those who have been recruited.

Hitler was intent on having a community of mutual interest that desired mutual success instead of one that was divided over the control of money or differing values.

THE COMMON INTEREST BEFORE SELF-INTEREST – THAT IS THE SPIRIT OF THE PROGRAM. BREAKING OF THE THRALDOM OF INTEREST – THAT IS THE KERNEL OF NATIONAL SOCIALISM.

In these straightforward statements of intent, Hitler translated his ideology into a plan of action which would prove its popularity with the German people throughout the coming years. For many, the abruptness of its departure from the tradition of politics as practiced in the western world was as much of a shock as its liberal nature and foresight of the emerging problems of western democracy.


The Programme of the German Workers’ Party is designed to be of limited duration. The leaders have no intention, once the aims announced in it have been achieved, of establishing fresh ones, merely in order to increase, artificially, the discontent of the masses and so ensure the continued existence of the Party.

1. We demand the union of all Germany in a Greater Germany on the basis of the right of national self-determination.

2. We demand equality of rights for the German people in its dealings with other nations, and the revocation of the peace treaties of Versailles and Saint-Germain.

3. We demand land and territory (colonies) to feed our people and to settle our surplus population.

4. Only members of the nation may be citizens of the State. Only those of German blood, whatever be their creed, may be members of the nation. Accordingly, no Jew may be a member of the nation.

5. Non-citizens may live in Germany only as guests and must be subject to laws for aliens.

6. The right to vote on the State’s government and legislation shall be enjoyed by the citizens of the State alone. We demand therefore that all official appointments, of whatever kind, whether in the Reich, in the states or in the smaller localities, shall be held by none but citizens.

We oppose the corrupting parliamentary custom of filling posts merely in accordance with party considerations, and without reference to character or abilities.

7. We demand that the State shall make it its primary duty to provide a livelihood for its citizens. If it should prove impossible to feed the entire population, foreign nationals (non-citizens) must be deported from the Reich.

8. All non-German immigration must be prevented. We demand that all non-Germans who entered Germany after 2 August 1914 shall be required to leave the Reich forthwith.

9. All citizens shall have equal rights and duties.

10. It must be the first duty of every citizen to perform physical or mental work. The activities of the individual must not clash with the general interest, but must proceed within the framework of the community and be for the general good.

We demand therefore:

11. The abolition of incomes unearned by work.

The breaking of the slavery of interest

12. In view of the enormous sacrifices of life and property demanded of a nation by any war, personal enrichment from war must be regarded as a crime against the nation. We demand therefore the ruthless confiscation of all war profits.

13. We demand the nationalization of all businesses which have been formed into corporations (trusts).

14. We demand profit-sharing in large industrial enterprises.

15. We demand the extensive development of insurance for old age.

16. We demand the creation and maintenance of a healthy middle class, the immediate communalizing of big department stores, and their lease at a cheap rate to small traders, and that the utmost consideration shall be shown to all small traders in the placing of State and municiple orders.

17. We demand a land reform suitable to our national requirements, the passing of a law for the expropriation of land for communal purposes without compensation; the abolition of ground rent, and the prohibition of all speculation in land. *

18. We demand the ruthless prosecution of those whose activities are injurious to the common interest. Common criminals, usurers, profiteers, etc., must be punished with death, whatever their creed or race.

19. We demand that Roman Law, which serves a materialistic world order, be replaced by a German common law.

20. The State must consider a thorough reconstruction of our national system of education (with the aim of opening up to every able and hard-working German the possibility of higher education and of thus obtaining advancement). The curricula of all educational establishments must be brought into line with the requirements of practical life. The aim of the school must be to give the pupil, beginning with the first sign of intelligence, a grasp of the nation of the State (through the study of civic affairs). We demand the education of gifted children of poor parents, whatever their class or occupation, at the expense of the State.

21. The State must ensure that the nation’s health standards are raised by protecting mothers and infants, by prohibiting child labor, by promoting physical strength through legislation providing for compulsory gymnastics and sports, and by the extensive support of clubs engaged in the physical training of youth.

22. We demand the abolition of the mercenary army and the foundation of a people’s army.

23. We demand legal warfare on deliberate political mendacity and its dissemination in the press. To facilitate the creation of a German national press we demand:

(a) that all editors of, and contributors to newspapers appearing in the German language must be members of the nation; (b) that no non-German newspapers may appear without the express permission of the State. They must not be printed in the German language; (c) that non-Germans shall be prohibited by law from participating financially in or influencing German newspapers, and that the penalty for contravening such a law shall be the suppression of any such newspaper, and the immediate deportation of the non-Germans involved.

The publishing of papers which are not conducive to the national welfare must be forbidden. We demand the legal prosecution of all those tendencies in art and literature which corrupt our national life, and the suppression of cultural events which violate this demand.

24. We demand freedom for all religious denominations in the State, provided they do not threaten its existence not offend the moral feelings of the German race.

The Party, as such, stands for positive Christianity, but does not commit itself to any particular denomination. It combats the Jewish-materialistic spirit within and without us, and is convinced that our nation can achieve permanent health only from within on the basis of the principle: The common interest before self-interest.

25. To put the whole of this programme into effect, we demand the creation of a strong central state power for the Reich; the unconditional authority of the political central Parliament over the entire Reich and its organizations; and the formation of Corporations based on estate and occupation for the purpose of carrying out the general legislation passed by the Reich in the various German states.

The leaders of the Party promise to work ruthlessly — if need be to sacrifice their very lives — to translate this programme into action.

Source: Programme of the NSDAP

swástikas… y cruces gammadas… y …saústikas!

3 de febrero de 2012

La cruz gamada

SWÁSTIKA LEVÓGIRA

En la actualidad, la cruz gamada es considerada un tabú. Cuando las personas se encuentran con una cruz de este tipo, inmediatamente la asocian con el nazismo, por extensión con el fascismo y solo piensan en el terror, la maldad y en algo aborrecible. Independiente del concepto que se tenga del régimen nazi y de la filosofía fascista, se debería saber que la cruz gamada, en todas sus versiones, ha sido usada a lo largo de la historia y a través de todo el mundo, asociado a muy diferentes conceptos. De hecho, aun hoy no esta para nada claro el origen de la figura, el nombre y el significado por las heterogéneas teorías que existen.

La cruz gamada es una cruz cuyos brazos están doblados en ángulos rectos, hacia la derecha (gamada dextrógira) o hacia la izquierda (gamada levógira o sinistrógera), normalmente con sus brazos horizontales y verticales, aunque en ocasiones puede estar rotada. Aunque normalmente las personas no diferencian entre las dos formas, la distinción es importante. Las gamadas dextrógiras son también llamadas svásticas (del sánscrito swastika, buena fortuna) mientras que las levógiras son también conocidas como sauvásticas (también del sánscrito, suawastika, lo opuesto a swastika). La denominación gamada deriva de gammadion, que a su vez deriva de gamma, la tercera letra del alfabeto griego, ya que cada uno de los cuatro brazos de la cruz es similar a la versión mayúscula de la letra.

Se han encontrado registros del uso de cruces gamadas en muy diferentes culturas. Las más antiguas que se conocen tienen más de 10.000 años de antigüedad y fueron encontradas en forma de pinturas y tallados en piedra. Tal vez, el significado más antiguo que se conoce es el del sol, y éste es parte de la cultura de una gran cantidad de pueblos de la antigüedad, tanto en Asia, Europa, América y África. En las culturas de la India la cruz gamada es muy frecuente en la arquitectura, mientras que en China y Japón las versiones esvásticas y sauvásticas son muy empleadas en la industria textil. En occidente no fue tan usada, aunque existen algunas edificaciones que cuentan con algunos adornos similares, especialmente en la arquitectura romana. Mas allá del uso meramente decorativo, la cruz gamada está presente en muchas de las principales religiones. En el hinduismo representa su máxima deidad, el Brahmán, en sus dos formas: la dextrógira representa la evolución del universo (la figura del dios constructor Brahma) mientras que la levógira representa la involución (la figura del dios destructor Siva). En el budismo suele aparecer en el pecho del Buda como representación de los cuatro elementos principales (fuego, agua, aire y tierra), aunque si bien tradicionalmente se usaba la dextrógira, a partir de mediados del siglo XX se comenzó a usar la levógira a consecuencia del uso que había hecho el régimen nazi; aun se sigue usando como símbolo de buena fortuna y protección. El cristianismo no ha hecho un uso importante de la cruz gamada excepto como forma de ocultar la cruz cristiana durante las persecuciones. Los vikingos la consideraban el símbolo del poder de los Aesir, una de las familias de los dioses de Asgarth. Algunas tribus de América, especialmente del norte, entre ellas la Apache y la Navaja, asociaban a las cruces gamadas levógira y dextrógira el significado de la diáspora y la reunificación respectivamente, aunque desistieron de usarla luego de la Segunda Guerra Mundial. El movimiento Boy Scouts también decidió quitar la cruz gamada que figuraba en sus medallas al mérito, y muchas otras organizaciones alrededor del mundo tomaron decisiones similares. Incluso durante la existencia del partido nazi y posteriormente durante la Segunda Guerra Mundial existieron organizaciones que nada tenían en relación con el régimen y que también utilizaban cruces gamadas, ente ellos las fuerzas armadas finlandesa y letona.

La cruz gamada nazi

La esvástica fue adoptada oficialmente por el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Aleman (Nazi) en 1920 pero ya era anteriormente utilizada en varios de los movimientos que constituyeron el partido. Estos movimientos le atribuían a la cruz gamada un significado místico.

Uno de los principales responsables de la adopción de la cruz gamada como emblema del partido nazi fue Karl Houshofer, un geógrafo que había viajado por el mundo, recalando durante un periodo extenso en la India. Durante su estadía en la India, se involucro fuertemente con las practicas místicas de cierto grupo de budistas, los llamados bonpos (o Gorros Negros, para diferenciarlos de los budistas estrictos o Gorros Amarillos, y otro grupo intermedio conocido como Gorros Rojos). Los Gorros Negros practicaban un chamanismo o un budismo más cercano a la brujería y su símbolo identificatorio era la cruz gamada levógira, mientras que los Gorros Amarillos practicaban un budismo mas ajustado a las enseñanzas y utilizaban como símbolo la cruz gamada dextrógira (de hecho, los bonpos son anteriores a Buda). Cuando el barón Rudolf Freiherr von Sebottendorff (1875-1945) fundó la Orden de Tule por mandato de Theodor Fritsch, Houshoffer se integró a ella y fue una gran influencia, aportando mucho de lo que había adquirido de los bonpos. Esta orden, en las personas del propio Houshoffer y de Rudolph Hess, mano derecha de Hitler, integrante de la orden y asistente de Houshoffer, ejercieron gran influencia en el partido, y particularmente en la adopción de la cruz gamada como emblema. Cuando se hizo necesario diseñar una bandera y un emblema para el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemán, Hitler, como líder absoluto, optó por una superficie roja con un círculo blanco en el centro y dentro de él una cruz gamada inclinada 45 grados (esto último por recomendación de Houshoffer). Hitler escribió en su libro Mein Kampf: «En nuestra calidad de nacionalsocialistas vemos en nuestra bandera nuestro programa. En lo rojo vemos la idea social de nuestro movimiento; en lo blanco, la idea nacionalista; en la cruz gamada, nuestra misión de combatir por la victoria del hombre ario, que será también la victoria de la eternidad que ha sido antisemita…«. Ademas, los colores rojo, blanco y negro eran los colores de la bandera del Imperio Alemán.

Parece haber una cierta confusión sobre el hecho de si la cruz gamada usada por los nazis es la dextrógira o la levógira. El hecho es que, en principio, no hay una definitiva, ningún documento oficial señala cual debería usarse. Ciertamente, la mas comúnmente utilizada es la dextrógira. Sin embargo, la confusión surge porque en cualquier caso la rotación de 45 grados es en sentido antihorario, dando la sensación de un giro levógiro. Por este motivo, en muchos textos encontrados en internet se indica que el emblema nazi es la cruz gamada levógira, siendo que en realidad la más usada fue la dextrógira, como se puede ver en casi todas las banderas de las fotografías de la época.

En la actualidad, el uso de la cruz gamada, en cualquiera de sus versiones, fuera de un contexto histórico o religioso es considerado un tabú, e incluso en algunos países (por ejemplo, en Alemania y Austria) su uso esta prohibido. En occidente, últimamente ha comenzado un resurgir un movimiento pronazi, mas violento, denominado Neonazi, el cual ha adoptado, en general, el mismo símbolo propuesto por Hitler hace casi 100 anos.

Karl Haushoffer

Nacido en el 27 de agosto de 1869 en Pahl, inició la carrera militar a los 18 años en la escuela militar de Baviera. En 1890 logra ser asignado como oficial de artillería en el campo Luitpold. En 1896 se casa con una joven judía y dos años después es ascendido a oficial de Estado Mayor. Dedicándose a la geografía, en 1908 es enviado a Japón para estudiar el aparato militar de ese país, siendo el comienzo de muchos viajes a Japón, China, Corea e India. Es justamente en India donde pasa mucho tiempo y llega a involucrarse profundamente con el subgrupo de budistas denominado Gorros Negros, quienes practicaban una especie de chamanismo o budismo combinado con la brujería. De este encuentro, adopta muchas de sus prácticas y especialmente de sus concepciones, siendo el uso de la cruz gamada levógira una de ellas. Estando en Europa, fue miembro importante de la sociedad secreta del Vril, una sociedad ferozmente anticristiana donde se practicaban técnicas tántricas heredadas de los bonpos (los Gorros Negros), que incluían sacrificios animales. Cuando von Sebottendorff fundó la Orden de Tule, una sociedad secreta que tendía a perpetuar la cultura esotérica proveniente de las tradiciones germánicas paganas y que tenía como emblema una cruz gamada levógira atravesada por dos lanzas en forma de aspa, Haushoffer se mostró muy dispuesto a colaborar: «Tengo la intención de comprometer a la Tule en el combate mientras tenga yo el martillo de hierro. Yo he jurado sobre la svástica, ese signo que nos es sagrado, a fin de que lo oigas, oh, Sol Triunfante, y mantendré mi fidelidad para con usted. Téngame confianza como yo se la tango a usted. Nuestro dios es el padre del combate y su astucia es la del águila, símbolo de los arios. Por eso, para indicar la combustión espontánea del águila, se le representará en rojo. Ese es nuestro símbolo; el águila roja nos recuerda que debemos pasar por la muerte para poder revivir». En 1913 llega a ser catedrático de geografía en la Universidad de Munich pero al año siguiente, con motivo del comienzo de la Primera Guerra Mundial, fue trasladado al frente francés como Mayor General. En 1919, tras la derrota alemana en la guerra, decide abandonar su carrera militar, dedicándose al estudio político y particularmente geopolítico. Ese mismo año fue fundador, junto a Rudolf Hess entre otros, del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, posteriormente el partido nazi, al que poco tiempo después se unirían Adolf Hitler y Joseph Gobbels. En 1924 comienza su propia publicación, la Revista de Geopolítica, (Zeitschrift Für Geopolitik). Por entonces, pese a haber sido parte fundadora del partido nazi, comenzó a tener problemas con la dirigencia, principalmente por su falta de participación activa y por estar casado con una mujer de ascendencia hebrea. En 1933 su casa es invadida por un comando de la policía en busca de armas y sólo logra mantener su puesto como profesor gracias a la intervención de Hess. Entre 1934 y 1938 realizó trabajos diplomáticos en Londres. Luego del comienzo de la Segunda Guerra Mundial quedó en un posición muy incómoda, siendo agravada mucho mas aun con la muerte de Hess en 1941. En 1944 uno de sus hijos, Albrecht, quien había sido un importante diplomático, participó en el atentado fallido contra Hitler el 20 de julio de 1944 y tras el fracaso fue ejecutado; Haushoffer también fue vinculado y encarcelado en Dachau. Tras el fin de la guerra, Haushoffer cayó en manos del ejercito estadounidense y aunque en los juicios de Nuremberg resultó absuelto, su pensión y su título de profesor le fue embargado, quedando en la total ruina. Estando en una situación desesperante, y acusado de haber promovido la guerra, Haushoffer y su esposa decidieron quitarse la vida, llevando esto a cabo el 14 de marzo de 1946 en Bavaria. Haushoffer fue uno de los mayores impulsores de la teoría del espacio vital (Lebensraum) y del concepto de raza aria, que cautivaron a Hitler y constituyó las bases para su ideología, y fue artífice de la alianza Alemania – Japón.

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Fuente:

http://blogs.montevideo.com.uy/blognoticia_8471_1.html